Moriana y Manuel de Manuel, arte andaluz en estado puro
Moriana y Manuel de Manuel saben bien como dejarse el alma en todo lo que hacen. Su arte de arraigo andaluz, acordes pop y amor por el flamenco, trae consigo un trabajo lleno de elegancia. Una apuesta por la constancia y la tenacidad que se ha visto recompensada con la publicación de su nuevo EP, que lleva por título “Lo que sabemos los dos“.
Grabado en Estudio A Sonido, de la mano de Eduardo Figueroa y con la colaboración de músicos como César Gálvez (guitarras), Daniel Podador (batería y percusiones), Víctor Elías (piano) y Arturo Ruíz (bajo), el álbum se compone de nueve temas que dejan entrever sus raíces. Historias cotidianas que brotan de su interior en un estilo que fusiona el pop más comercial con los aires y matices sureños. Un cóctel con acusados y característicos melismas flamencos en las voces y repleto de guitarras acústicas y españolas. Con mucho arte, sentimiento pero sobre todo, con corazón.
La música de Moriana y Manuel de Manuel es pura, sincera y honesta. En ella no hay hueco para adornos superfluos. Aprovechando la madurez obtenida durante el paso del tiempo ambos han sabido juntar en este EP lo mejor de cada uno. Y es que, la sensibilidad a flor de piel de la madrileña complementa sus melodías con la ternura del gaditano. Una combinación perfecta, de armonías y letras profundas que logran que su sencillez y naturalidad sean la gran baza y el equilibrio que firma este trabajo.
En líneas generales “Lo que sabemos los dos“ es un disco pop universal. El álbum sorprende por la calidez de los tonos empleados. Dibuja un mundo colorista, imaginario, cautivador, que tiene en general un aíre optimista pero con melancolía, lleno de frescura. Cargado de matices, de giros imposibles… pero también absolutamente coreable y extremadamente pegadizo. Un trabajo sobrio que respira dulzura e inocencia por los cuatro costados. Y lo mejor de todo es que la pareja consigue hacerlo de forma que parezca natural, casi fácil.
Canciones como “Qué hago yo“, “Esta forma de sentir, “Grita” o “El Mundo desde allí” son impermeables a las críticas, con una base tan sólida que uno no tiene más que rendirse ante su creatividad, sus cambios de ritmo y a sus estribillos a prueba de bombas. Te pueden gustar o no, pero lo que resulta innegable es que tanto Moriana como Manuel de Manuel tienen un talento prodigioso a la hora de hacer canciones que celebran la vida sin tapujos, y siempre con una sonrisa permanente en sus facciones.