10 años de los «Dias Rojos» del Mentón de Fogarty
El Mentón de Fogarty cumple 10 años. Han crecido, pero siguen mirando hacia el suelo que pisaban en sus comienzos. Nacieron en 2001, fruto de la amistad de cinco jóvenes bilbaínos unidos por su pasión por el fútbol y, sobre todo, por la música de bandas de los 80 como Los Ronaldos o Duncan Dhu y del trasvase pop rockero argentino vía Tequila, Los Rodríguez, Andy Changó, Coti o Andrés Calamaro, cuyo mejor disco, «Honestidad brutal«, marcó sus inicios hace una década.
Sus letras juegan con el amor, al que se refieren también con cierta ironía. Con un nombre tan cinéfilo-literario (George Fogarty y su diminuto mentón aparecen en uno de los relatos de «Cuentos Sin Plumas» de Woody Allen), el quinteto ejecuta un pop-rock fresco y de alta escuela, dándole una importancia capital a los textos cuidados en su interacción con melodías que enganchan a la primera, pero sin renunciar a su genuino toque retro. Desde su presentación, la banda ha ganado en presencia en vivo y en los medios, llegando incluso a firmar la sintonía de la serie Euskolegas y el himno del Bilbao Basket en su momento de apogeo deportivo.
2007 es su año mágico. Firman con Warner Music y nace “Días Rojos”, un ejercicio de optimista y hormonal pop hispánico que lleva la marca del prestigioso Ludovico Vagnone, productor italiano que ha manufacturado éxitos para Alejandro Sanz, Maná, The Corrs, Alex Ubago o LODVG. Cercanas y festivas pero con una estructura muy estudiada, las canciones de este álbum son, como ellos, pura honestidad. Es un disco dedicado a la transitoriedad de las emociones sin artificios, que es de lo que estamos hechos los seres humanos. Habla de estar arriba y abajo, de sacudirse el polvo tras la caída y seguir caminando, porque lo importante no es caerse, sino la manera en la que uno se levanta.
En vivo, el grupo destierra el término «aburrido» del diccionario y deja sensación a guitarras eléctricas, verdad, coros de Liverpool, energía, efervescencia e intensidad. Tras su exitoso debut, dos años más tarde editan “Venimos Subidos en Norias” (2009), título tomado de un tema homónimo que apela a la fugacidad de las emociones, quizás para demostrar que su lírica va más allá de las canciones sobre niñatas y corazones rotos. El disco que está repleto de canciones sencillas y directas, encuentra la más vitamínica, esbelta y eléctrica reválida en “Gigantes” (2012), el tercer álbum, en el que desarrollan conceptos y se adentran en otros estilos muy diversos a los tocados por el grupo en sus dos anteriores trabajos.
En palabras de la banda, este nuevo álbum presentaba varias novedades, como por ejemplo las colaboraciones de músicos externos como Kepa Junkera y la inclusión de instrumentos no habituales en los grupos de pop, tales como la trikitixa, la alboka y la txalaparta. Se trata de un disco ecléctico, asombroso, que va de la épica a la nostalgia, de la desazón a la esperanza y del pesimismo-realista al optimismo y a la risa. Su último single hasta la fecha es «Kantauri«, un himno de amor a su mar y a su tierra que suena en los estadios de San Mamés y Miribilla en cada partido que tanto el Athletic como el Bilbao Basket juegan en sus feudos.
Ahora se preparan para celebrar el décimo aniversario de la publicación de su primer disco, con un concierto en el que interpretaran todo el álbum entero por primera vez en su carrera, algunas de las canciones imprescindibles de su discografía y otras muchas sorpresas. El que prometen va a ser el mejor concierto de su corta pero exitosa historia tendrá lugar el próximo 27 de mayo en la sala Cotton Club (Bilbao). ¿Te lo vas a perder?.