David Otero publica su primer libro, “Precipicio al Mar”
“Precipicio al mar” es el título de una de las canciones de David Otero. Un tema que forma parte de su último disco, “1980“, y que ahora ha crecido hasta convertirse en un conjunto de relatos alrededor de la paternidad. El que fuera guitarrista de El Canto del Loco ha buceado en sus recuerdos más íntimos y personales mezclando la pasión por crear y componer canciones con la pasión de construir a base de notas y compases su propia vida. El resultado es un vuelo al pasado, al niño que un día fue David Otero. Pero también al presente. Al padre que quiere ser. Y, de fondo, sus dos hijos, que no dejan de batir sus alas hacia la conquista de la libertad.
Y es que, al igual que en su día hizo con la canción, David Otero recoge en las páginas de “Precipicio al mar” el viaje de un padre que recorre el camino desde el nacimiento de su primera hija hasta dejarla volar libre ante los retos que le propone la vida. Todo salpicado de ternura, crudeza, alegría, desarraigo. “Cuando le escribí a mi hija la canción “Precipicio al mar” algo se me movió dentro. Tuve la sensación de que de ese hilo podrían salir muchas cosas bonitas que contar. Ahora, meses después, he escrito todas esas historias que he vivido y sigo viviendo con mis hijos. Es una autobiografía enfocada en mi forma de ver la paternidad y todo lo que me ha aportado en mi vida“, confiesa.
“No me olvido del título y del motivo de este libro. La inspiración para una canción puede nacer en la orilla del mar, en Marruecos. Y así fue. Tres gaviotas fueron el germen de la idea. Unos padres enseñando a una adolescente a volar libre… por un precipicio. Y vi más allá de una niña que pide un sándwich en una cafetería. Vi cómo se paraba el tiempo, y me topé con una persona que empieza a volar sola, fuera de su nido. Que sigue cerca, pero comienza a andar sin nadie al lado. Por supuesto cuando esto sucede, ya te das cuenta de que la cosa avanza y no hay vuelta atrás. Es una carretera por la que no volverás a pasar hasta que acompañes al siguiente pasajero“, afirma con sinceridad.
El artista madrileño repasa en “Precipicio al mar” su pasado y su presente, sus vivencias en los partos, los primeros pasos con sus hijos, la historia de amor con su mujer, la herencia recibida de los padres, los pequeños placeres compartidos con sus dos hijos. Las gaviotas son el propio David, su mujer, Maro, y Luna, su hija de 12 años. Y a partir de ahí una cascada de recuerdos, de reflexiones, de vivencias que se ha ido enriqueciendo con la llegada de su segundo hijo, Gael. “Cuento muchas cosas íntimas en el libro que podrían dar pudor, pero no me ha costado mucho. Creo que era necesario contar las cosas de verdad para que tuviese la profundidad que necesitaba”, completa.