«Paramales», el álbum más contemporáneo de Xoel López

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«Paramales», el álbum más contemporáneo de Xoel López

Paramales es un juego de palabras (PAR-AMA-LES). Una palabra inventada que por si sola no significa nada pero que en el contexto musical de Xoel López cobra todo el sentido del mundo. El álbum encierra una amalgama de sonidos que ha ido absorbiendo de todos los lugares que ha visitado. Una puerta que se abre para dejar entrar aires contemporáneos en trece canciones que han sido grabadas en los Estudios Reno de Madrid, bajo la producción de Ángel Luján.

La esencia de este trabajo transcurre entre América Latina (Argentina y Colombia sobre todo), Madrid y La Coruña, ciudad natal de Xoel. Es un disco arriesgado. Un trabajo de extremos en todos los sentidos. No sólo por las atmósferas sonoras, en las que conviven sintetizadores y guitarras eléctricas con elementos folclóricos, también por la cosmología de las letras. Una apuesta firme y rotunda por los nuevos sonidos, que cuenta con la mirada puesta hacia su pasado más reciente en Deluxe.

Con una guitarra que parece poner énfasis en la importancia del entorno para el desarrollo de la historia, se abre el disco. «Patagonia» es un tema que entra fácilmente pero que engaña. La canción sintetiza el viaje personal y sonoro que han significado estas nuevas composiciones. Es necesario escucharla de tres formas distintas para disfrutarla al completo: la primera vez prestando atención a la melodía; la segunda, a la letra; y la tercera a todo a la vez. Es así como se descubren frases íntimas que guardan secretos.

Algo de nostalgia recoge también «Yo solo quería que me llevaras a bailar». La canción, que carece de estribillo, vuelve a ahondar en la faceta más juglaresca del músico gallego. El tema supone un claro contrapunto. Por un lado, los sintetizadores interpretan un papel casi protagonista pero sin caer en excesos. Por el otro, se descubre la importancia de los coros para crear un sonido más humano.

“Paramales” también es un disco de colaboraciones. Nacho Mastretta aporta su acordeón en «Antídoto«. El tema, es una de las que más se modificó durante el proceso de grabación. El resultado final, en el que también hace su pequeña aportación Jairo Zabala (Depedro), poco o nada tiene que ver con la maqueta inicial.

El punto más discordante llega de la mano de su primera canción cantada en gallego: «A Serea e o Mariñeiro» (La Sirena y el Marinero). Una de los más curiosas y cautivadoras del disco. No solo por la ausencia de guitarras que conduzcan la canción, también por la distorsión que se ha aplicado a las bases y a la propia voz.

Metáforas, comparaciones e imágenes sensoriales inundan «Caracoles«. La melodía hipnotiza desde el primer acorde pero la letra es capaz de crear adeptos. Es uno de los ejes fundamentales del disco que se puede escuchar en bucle sin aborrecer. El tema nació en un viaje a la capital colombiana y describe minuciosamente las partes del cuerpo de una mujer.

El álbum también es un canto a la migración. Una llamada a la empatía con las personas que se ven en la necesidad de irse a otro país. Es una continuación del crecimiento personal que mostraba su primer disco en solitario, del bagaje cultural y la paleta de conocimientos de la que ahora dispone Xoel para crear. Puede que, precisamente estas, sean canciones claves para entender el resto del álbum. De la tenebrosidad de los primeros compases de «Un año más» a la esperanza de «Ningún Nombre, Ningún lugar«, una melodía suave con ritmos rápidos que invitan a bailar.

En «Sol de Agua» se respira un poco de Deluxe. Los coros vuelven a ser protagonistas para despertar del letargo y poner en alerta. Las costumbres, expresiones y sonidos latinoamericanos cobran especial relevancia. A través de este dicho típico de Bogotá, el músico muestra el panorama de nubes y falsos claros que presenta la situación sociopolítica de España.

Por su parte, «Almas del Norte» suena a que todo es posible. Esta canción “nostálgica”, rebosante de alusiones y juegos de palabras, intenta recuperar el espíritu de las noches en las que se bailaba hasta el amanecer. Para hacerlo se han usado recursos como coros a lo Motown o una producción en la que la mezcla ha jugado un papel muy importante.

También «Laberinto» guarda similitudes con los ritmos mexicanos a la vez que contrasta con los graves que marcan el camino. Parece difícil llegar a estas contrariedades y que suenen bien pero él lo consigue con un resultado más que óptimo.

Pero si hay algo que diferencia la nueva propuesta de Xoel de la anterior, es la apuesta por los sonidos más rock. Muestra de ello son los aires que se desprenden de las guitarras que cierran «Todo lo que merezcas«. La canción es el tema más oscuro y crudo del disco. Una genialidad para redimirse, que nació con la intención de ser un bolero para otro cantante.

La armónica es un básico del cantautor y fiel reflejo de ello es «Yo Vi un Hombre Desaparecer». Quizá sea la que más retrotraiga a temas de su primer trabajo en solitario. Tiene un aire a «Joven Poeta» (el argumento de ambas letras habla de hombres perdidos existencialmente) o «De Piedras y Arena Mojada«, por la dulzura con la que las dos están grabadas e interpretadas.

«La casa hace ruido cuando te vas» es sin duda el final perfecto. Un cierre, que deja la puerta entreabierta, El tema ha sido compuesto por Lola García Garrido y es interpretado a dos voces por la propia autora y Xoel. Con aires de flamenco, la canción no escatima en alusiones a elementos folclóricos argentinos o sonidos de castañuelas de orquesta.

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