Luto en el jazz. Muere en un incendio el trompetista Jerry González

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Luto en el jazz. Muere en un incendio el trompetista Jerry González

La escena musical madrileña está de luto. Jerry González, trompetista neoyorquino de 69 años y uno de los músicos mejor valorados del circuito de jazz latino, ha fallecido este domingo tras declararse un incendio en su domicilio de Lavapiés (Madrid). Según fuentes presenciales, el fuego se declaró a medianoche en la planta baja de un inmueble de cuatro alturas. Varios agentes de la Policía Nacional, que fueron los primeros en llegar al lugar del incidente, rescataron al artista de su vivienda con una parada cardiorespiratoria debida a la inhalación masiva de humo. Unidades del Samur-Protección Civil trataron de reanimar al músico sin éxito, trasladándole poco después en estado muy grave al Hospital Clínico San Carlos de la capital, donde falleció a las pocas horas.

Jerry González era un icono del mestizaje, destacando gracias a la fusión del jazz latino con el flamenco, una relación que llevó a la práctica en numerosas colaboraciones y proyectos, grabando y tocando con Paco de Lucía, Enrique Morente, Jorge Pardo, El Cigala o Niño Josele. Venía de una familia musical. Su padre era cantante y su hermano menor, el bajista Andy González, fue su cómplice en varias aventuras. Su inmensa nómina de colaboraciones es un paseo por la historia de la música de las últimas cinco décadas: Chet Baker, Dizzy Gillespie, George Benson, Jaco Pastorius, McCoy Tyner, Tito Puente, Archie Shepp, Israel López Cachao, Paquito D’Rivera, Woody Shaw, Tony Williams, Ray Barretto, Larry Young, The Beach Boys, Freddie Hubbard…

En sus comienzos, Jerry formó parte importante de la tradición musical de los nuyorican, la comunidad de origen puertorriqueño de Nueva York. En esa etapa fue un infatigable explorador de la música latina y en concreto de la afrocubana desde sus primeros pasos artísticos hasta la adolescencia. Más tarde formó parte del grupo de Eddie Palmieri y a finales de los 70 creó la agrupación Fort Apache Band, con la que exploró de manera brillante las posibilidades latinas del jazz partiendo de su fascinación por el be-bop. Aunque vivía esencialmente enamorado por los trompetistas de ese genero, también se convirtió en un eficaz percusionista. Una habilidad que le permitió grabar con su ídolo, Dizzy Gillespie, en el álbum «Portrait of Jenny» (1970).

Semejante versatilidad le hizo ser un músico muy valorado en el circuito de jazz de Madrid, capaz de ir de gira como trompetista de los Beach Boys o tocar congas en sesiones de la vocalista Abbey Lincoln. En su círculo de amigos había desde hace tiempo una gran preocupación por su salud. Su estado era delicado. Hace unos meses había sufrido un ictus debido al cual, y pese haberse recuperado «bien», necesitaba muletas para desplazarse. El propio artista había confesado a sus más cercanos que planeaba abandonar Madrid de manera inminente y viajar a Cuba para pasar sus últimos días.

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