Javier Erro, «Triunfar es ser feliz con lo que uno hace»

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Javier Erro

Javier Erro, «Triunfar es ser feliz con lo que uno hace»

El nombre de Javier Erro ha entrado a formar parte de los rankings de La Voz como una de las mejores voces que ha pasado por el programa en el mundo, según los canales oficiales La Voz Global y Best of The Voice. El cantautor navarro presenta ahora su nueva canción, “Casa de Cartón”. Un tema que trae consigo una evolución en la línea compositiva del artista y que explora nuevos sonidos más electrónicos, eso sí, siendo fiel a su inseparable y característico piano. En esta entrevista nos explica como está afrontando esta nueva etapa musical.

Para los que no hayan oído hablar de ti, ¿Quién es Javier Erro?, ¿Cómo te presentarías a nuestros lectores?

– Diría que Javier Erro es un chico normal de 22 años loco por la música y la televisión, que disfruta trabajando en lo que ha soñado desde muy pequeñito y que lucha por llevar su música por todas partes. Creo que ese sería el resumen breve.

Estás presentando tu nuevo single “Casa de Cartón”. Musicalmente, ¿Qué es lo que nos vamos a encontrar en él?

– Es un tema muy introspectivo tanto en lo musical como en lo que cuenta. Hemos experimentado con los sonidos, entre los que permanecen el piano y la voz como principales cimientos sobre los que hemos ido construyendo melodías con tintes electrónicos y ambientales. Tenía ganas de evolucionar respecto a mi primer single, aunque manteniendo mi esencia dentro del estilo de la balada. A nivel vocal, me atrevería a decir que sorprende. La canción alcanza unos agudos que ni siquiera sabía que podría lograr con mi voz.

El título de la canción bien podría ser una precuela de una conocida serie de Netflix. ¿De dónde viene la historia de este tema?

– Jaja. Me lo preguntaron mucho en redes sociales cuando anuncié el título, pero quienes la han escuchado han podido comprobar que no tiene nada que ver con la serie. Habla de una relación imposible, que no se sostiene por sí misma. Por eso el guiño de la casa de cartón, un material frágil. También de aquí surgió la idea de rodar el videoclip en varios pueblos abandonados, que trata de asemejar que la persona detrás de la cámara es quien ya no forma parte de mí, de «mi casa», de la relación.

“Casa de Cartón” empieza con una frase que nos gusta mucho, “Mi miedo se ha fugado en tu vagón”. ¿A qué le tiene miedo Javier Erro?, ¿Cuáles son tus dudas e inseguridades?

– Era una pequeña referencia al tren del que hablo en mi primer single, «Sin Querer». Quería que ambos temas, al ser los primeros, tuvieran un pequeño hilo de conexión. En verdad, tengo miedo a muchas cosas. Es contradictorio, porque me considero una persona valiente a la hora de afrontar nuevos retos y lanzarme. Me cuesta decir que no, pero sí es cierto que últimamente el miedo a las alturas y al riesgo ha crecido. También el miedo a estar solo, aunque por suerte estoy rodeado de gente maravillosa con la que vivir experiencias que luego me sirvan para, por ejemplo, escribir canciones. Complejos tenemos todos, supongo. Siempre está también esa duda de si gustará o no tu trabajo, de si tu obra en la que inviertes tantas horas de esfuerzo y dedicación a la gente le atrapará. En realidad trabajo para liberarme y tratar de hacer aquello que siento que es lo correcto sin dejarme guiar por las inseguridades.

¿Y en qué se inspira Javier Erro a la hora de componer?, ¿De dónde nacen tus canciones?

– Nacen de muchas cosas: de personas, de historias, de viajes. Me gusta escribir en el tren, me inspiro en los paisajes, pero también en sensaciones, estímulos del pasado o historias de gente que me inspira. Mi padre siempre me decía que para escribir hay que vivir. De ahí una frase que me acompaña siempre: «Cantar para contar». Conforme pasan los años y creces hay siempre más vivencias en las que apoyarte a la hora de escribir.

Aunque poco a poco vamos viendo la luz al final del túnel, hemos vivido dos años duros para el mundo de la música a causa de la covid y de las restricciones. En tu caso, la pandemia te pilló en Dinamarca, ¿Cómo has vivido esa etapa a nivel personal y profesional?

– Se habla de la nueva normalidad, aunque ojalá poder regresar a la vieja. Todos echamos de menos aquellos días sin mascarilla en los que abrazar no era la excepción. Egoístamente puedo decir que la pandemia como tal a mí no me ha afectado mucho, pero sí a personas de mi entorno cercano que lo han pasado muy mal por diversas razones. Y eso al final también acaba siendo un efecto colateral para uno mismo. Meses antes del estallido en 2020, decidí tomarme un pequeño respiro e irme a vivir fuera. Necesitaba un cambio de aires, quería conocer nuevas culturas y buscar nuevas fuentes de las que beber. Tocar en garitos, conocer a músicos con los que solo con una mirada y el lenguaje universal de la música poder crear, y así fue. Allí en Dinamarca la pandemia como tal no tuvo una gran afección en lo que ahora denominamos la primera y segunda ola, con lo cual pude disfrutar de un periodo de desconexión y a la vez reconexión conmigo mismo. Actualmente, más allá del agotamiento generalizado, creo que lo llevo bien. Trato de ser precavido en general en mi día a día pero sin dejar de hacer aquello que me motiva por temor al virus.

Ahora inicias una nueva etapa como reportero para TVE. ¿Qué micrófono disfrutas más, el de periodista o el de cantante?

– Es mi dicotomía diaria. Ambos micrófonos me gustan. Me gustan demasiado. De hecho, hace tiempo que me planteé la cuestión y lo he hablado con muchas personas, como el artista Ricky Merino, que se dedican a ambas cosas también. Él me decía que hay personas que no entienden que puedas abarcar ambas facetas, pero que no hay que rendirse ante ello. Me propuse seguir adelante con todo, sencillamente porque no concibo mi vida sin música, pero no quiero renunciar a mi otra profesión. Por suerte, en mi caso las dos cuadran bien y se pueden compaginar. Al menos de momento. Hay quien me dice que algún día debería ponerme a cantar en medio de una conexión en directo. A lo mejor es algo que se le podría plantear a la cadena como nuevo formato (risas).

¿Qué le preguntaría el Javier Erro reportero al Javier Erro músico si le tuviera delante?

– ¿Cómo te organizas para llegar a todo? A veces me gustaría saberlo yo también. Es un poco locura ser ambas profesiones, de las cuales además es muy complicado despegarte porque parece que son 24/7.

Como periodista y músico a la vez, ya que tienes la visión desde ambos lados, ¿piensas que los medios de comunicación dan suficiente visibilidad a proyectos como el tuyo?

– Es complicado. Al fin y al cabo, si no perteneces a una gran compañía discográfica que potencie tu visibilidad y haga que tus canciones suenen en la radio o asciendan en las listas de éxitos de las plataformas, conseguir repercusión es complicado. Creo que las redes como tal son una gran ventana al mundo, también los programas de televisión. Los medios tradicionales están algo más encorsetados y supeditados a las grandes casas discográficas.

Fuiste finalista de La Voz Kids en 2015 y posteriormente también participaste en la edición para adultos. ¿Qué recuerdos guardas de tus pasos por el programa?

– Tengo recuerdos muy bonitos, y sin duda son momentos que guardo con mucho cariño. La Voz me ha dado mucho. En su día como niño, en los «kids», fue un «tirarme a la piscina» y cumplir el sueño de conocer la tele por dentro a la vez que jugar a la música. Ya en adultos la cosa es más seria. Sabes que te juegas mucho. La presión es mayor y la competitividad también. Sin embargo en ambos concursos mi intención fue la de disfrutar, exprimir al máximo la experiencia y aprender de cada profesional con los que trabajas. Me llevo grandes amigos.

¿En qué ha cambiado el Javier Erro de antes al de después del concurso?

– Me atrevería a decir que en poco. Sí en seguridad personal, tablas sobre el escenario y experiencia ante las cámaras. Me ha ayudado también con respecto al mundo del periodismo. Por supuesto, también en términos de madurez. El programa como tal te hace afrontar situaciones límite, las emociones están a flor de piel y hay que aprender a gestionarlo como puedas.

Como buen amante del piano te fuiste con Pablo López, si hubieras podido elegir cualquier artista del mundo, nacional o internacional. ¿Quién te habría gustado que hubiera sido tu coach?

– Tenía claro que quería compartir la experiencia con Pablo. En la versión infantil lo tuve como asesor en la fase de batallas, y conocerle de cerca me hizo enamorarme todavía más si cabe del piano. Eso sí, si pudiera elegir a otro coach para vivir la experiencia de La Voz y soñar a lo grande, quizás diría Ariana Grande, Lady Gaga o Katy Perry. Son tres cantantes a las que admiro muchísimo vocal y artísticamente. Tiene que ser alucinante trabajar con ellas.

Muchos artistas de La Voz han conseguido triunfar pero hay otros que han caído en el olvido y les cuesta mucho labrarse una carrera en nuestro país. ¿Piensas que los talent show como ese son un buen altavoz, o la industria musical es demasiado pequeña para tanto artista y es difícil darles cabida a todos?

– En mi opinión hay varios matices a destacar. Por un lado, la palabra «triunfar». Para mí el triunfo es algo muy relativo. Yo considero que triunfar es ser feliz con lo que uno hace. El éxito posterior es una consecuencia de tu trabajo que, por suerte o desgracia, depende de factores externos. Los talents suelen ir de la mano de frases como «aprovecha el momento», que de por sí ya es prácticamente peyorativa. Por supuesto que hay que aprovechar el momento, pero no pasa nada si ese «éxito efímero» se esfuma. Es lo normal, pero el trabajo verdadero comienza al terminar el programa. En efecto, la industria tiene un límite y no puede abarcar a todos los artistas que salen de los concursos, pero como ya he comentado anteriormente, a día de hoy hay muchas otras vías para desarrollar la carrera de un artista. El error principal está en pensar que vas a ir a un concurso de talentos y te vas a convertir en una superestrella. Ha habido casos, claro, pero muy concretos y contados. Hay que mirar más allá del éxito.

En tu álbum “Acoustic Piano Versions” haces un homenaje a algunos de los mayores éxitos de la música como “Bohemian Rhapsody” o “Losing my Religion”. Sin embargo no hay ninguna versión de canciones en español. ¿Hay más talento fuera de nuestras fronteras que dentro?

– No lo creo. Precisamente vivimos en un país donde el talento abunda allá donde vas. Brilla por su diversidad de géneros, lo que aumenta su riqueza. Muchas veces nos fijamos en el exterior cuando lo bueno está en casa, pero también me parece interesante echar la mirada más allá de nuestras fronteras, beber de otras fuentes… En el caso del disco de versiones quise centrarme solo en temas en inglés por el mero hecho de que la selección de temas coincidió con lo que quería hacer en ese momento. No descarto hacer en un momento dado un «Versiones Acústicas a Piano» con temas en castellano.

Pusiste banda sonora al cortometraje “Jóvenes sin libertad” donde se aborda un tema tan delicado como el del acoso escolar. Estamos en un momento en el que por desgracia y a raíz del fallecimiento de Verónica Forqué, la salud mental y el acoso en redes sociales es un tema que preocupa. ¿Qué le dirías a las personas que están atravesando bullying o situaciones delicadas?

– Sin duda que no se callen. Que lo cuenten, que hablen. Siempre va a haber alguien para escucharte. Amigos, profesores, familiares. Por desgracia el bullying se ha extendido hasta llegar al punto de que se ha convertido en una realidad, sobre todo en los colegios, de la cual muchos niños y niñas no tienen escapatoria por culpa de las redes sociales. Los colegios deben seguir trabajando en líneas de actuación efectivas y en concienciación tanto a padres como escolares. Todavía queda mucho por hacer en este sentido.

No todo lo que rodea al mundo digital es malo. ¿Qué oportunidades ofrece Internet a artistas como tú? ¿Consideras fundamental saber moverse con soltura por las redes sociales?

– ¡Por supuesto que no! Creo que siempre se destaca «lo malo» de las redes, cuando también pueden aportar muchas cosas positivas. En mi caso, he conseguido muchos trabajos gracias a la ventana de contenidos que supone un perfil en Instagram, actualizar LinkedIn o cuidar tu página web. Creo que a día de hoy un artista completo debe tener también los recursos suficientes para «brillar» en redes. Cuidar la imagen es fundamental, dotarlas de contenido, interactuar con tus seguidores, saber qué les gusta y hacerles sentir parte de tu proyecto. Es algo clave.

Llevas subido a los escenarios desde muy pequeño. Cuéntanos alguna anécdota que te haya pasado en este tiempo y que la recuerdes con cariño.

– Anécdotas muchas… desde olvidarme la letra de canciones en conciertos y salir lo mejor que puedas, momentos muy especiales con personas que me siguen, firmar en sitios cuanto menos insospechados, regalos curiosos… En uno de mis primeros conciertos después de La Voz, a pocos minutos de salir al escenario, se me rompió la bragueta del pantalón. Mi madre estaba en la cola para entrar y tuvo que bajar corriendo para hacerme un apaño. ¡Las madres siempre tienen solución para todo!

Si pudieras cambiar algo de todo lo vivido, ¿Qué sería?

– Intento afrontar la vida de tal manera que no me haga arrepentirme de nada, pero sí es cierto que la experiencia es un grado y, aunque he tenido mucha suerte en el camino, sí que diría que confiar un poquito menos en ciertos «vendehumos» que uno se encuentra en la aventura vendría mejor para no llevarse alguna que otra sorpresa.

Llegados a este punto, ¿Cuál sería la frase que mejor define tu vida?

– Tengo varias, pero afrontando cada proceso con calma y dedicándome en cuerpo y alma a lo que hago, me quedo con dos:

    • Minuto a minuto, segundo a segundo.
    • Los sueños se trabajan.

En alguna ocasión te has considerado fan del Festival de Eurovisión, sin ir más lejos el año pasado versionaste la canción de Blas Cantó. ¿Cómo ves a los aspirantes de este año, tienes algún favorito para el Benidorm Fest?

– Desde pequeño he seguido Eurovisión. Me parece que combina mis dos pasiones a la perfección, como son la televisión y la música. No deja de ser un show musical a lo grande que ven millones de espectadores cada año. La propuesta de Rigoberta Bandini y la de Gonzalo Hermida son mis preferidas. Hay mucho nivel y me alegra mucho ver que RTVE apuesta por el talento de esta manera. Ojalá funcione fenomenal y se convierta en cantera para muchos artistas de nuestro país.

En 2011, Raphael Gualazzi, estuvo a punto de ganar el Festival para Italia con una propuesta jazz interpretada a piano. ¿Has pensado alguna vez presentarte a la preselección con alguna canción así? ¿Piensas que España debería innovar más y llevar algo distinto como otros países?

– Sí, y he de confesar que me ha faltado poco para mandar una propuesta este año con el estreno del Benidorm Fest. Me pilló un poco desprevenido, y no sentía que tuviera entre manos una candidatura a la altura de un festival como Eurovisión. Sí es algo que no descarto en un futuro cercano, aunque sea intentarlo. Creo que no hay una fórmula para arrasar, si no todo el mundo la seguiría, pero sin duda si hay algo que funciona en Eurovisión es lo diferente. Salirse de los límites establecidos. Sorprender bien sea en lo musical, en la puesta en escena o en todo. ¿Por qué no innovar?

Y hablando de tu futuro profesional. ¿Cuáles son tus objetivos a corto/medio/largo plazo?¿Te has puesto alguna meta?

– Ahora mismo estoy centrado en seguir creciendo como compositor tanto para mí como para otros artistas, continuar con la grabación de nuevos temas y poder ir sacando singles siempre que se pueda. Mientras tanto, seguir generando contenido en redes, afrontar cada concierto que va viniendo con la energía y pasión como si fuera el último, y estudiar mucho para cada casting que surja también en el mundo del teatro musical, las series o el cine.

Por si todavía hay algún indeciso, ¿Cómo convencerías a la gente que no te conoce para que se pare un rato y escuche tu música?

– Me parece que hablar de uno mismo a veces es un poco atrevido, así que me remito a lo que suelen decir de mi voz: algo llamativa con un timbre inusual para ser una voz masculina. Por lo demás, intento cuidar cada detalle para que el resultado final sea lo más óptimo posible y quien lo escuche, lo disfrute.

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