Dani Molino, la historia de un viajero solitario en forma de canciones

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Dani Molino, la historia de un viajero solitario en forma de canciones

Dani Molino se presenta ante nosotros para contarnos una historia, la historia de un viaje personal que le hizo recorrer el mundo. En concreto, desde Londres, la ciudad en la que había pasado los últimos cinco años, hasta Nueva York. Sin ningún plan en la cabeza, salvo la necesidad de vaciarse por dentro para volverse a llenar de nuevas experiencias.

Fue a finales del verano 2014, cuando se subió a un avión rumbo al continente americano, dejando toda su vida atrás. Su único pensamiento, subirse a un coche y conducir por todo Estados Unidos con la única compañía de su guitarra. Durante 3 meses, recorrió más de 5000 millas desde Nueva York a Los Ángeles. Su viaje le llevó a atravesar la Blue Ridge Parkway rumbo a Nashville, donde en una cabaña perdida en medio de los bosques de West Jefferson empezó a escribir canciones sobre lo que estaba viviendo.

Tres meses después, sentado en Venice Beach, tan sólo unas pocas horas antes coger el vuelo de vuelta a casa, y echando la vista atrás a todo lo que había vivido, empezó a tener el deseo de relatar la historia de ese viaje que surgió en la carretera. Así, bajo la producción de Dany Richter (productor de Russian Red o Chistina Rosenvinge), surgió «Trails«, un canto a la vida donde nos encontramos con un Dani Molino en estado puro.

Dejándose llevar por los sentimientos, «Trails» es una pieza rica en experiencias y muy madura en su confección. Doce canciones que nos hacen un recorrido por la historia musical de Norte América, empezando por los sonidos callejeros de Nueva York hasta terminar con la poesía del folk clásico y delicadas armonías country.

El álbum se abre con «América«, un solemne inicio de viaje que ya te deja atrapado gracias a la heterogeneidad de las guitarras y sobre todo a una sección de vientos que hacen subir el tema a niveles muy excelsos. La letra de la canción habla de la mezcla de emociones y sensaciones que Dani experimentó sentado en al avión, esperando a despegar rumbo a Estados Unidos. Esa mezcla entre temor y emoción por no saber qué es lo que te espera y lo que sucederá durante los siguientes tres meses.

A veces nos empeñamos en seguir un determinado camino en la vida, uno que es más seguro pero por el que no somos felices, simplemente porque tenemos miedo de cambiar las 
cosas. Pero estar perdido no es malo. Recién llegado a Nueva York y con las calles de Nueva York de fondo, “The Aimless Way” es una canción que defiende ese sentimiento de andar sin rumbo concreto por las calles, a punto de coger un coche y perderse por todo Estados Unidos, sin importarte, por una vez en la vida, tenerlo todo controlado.

Las inmensas carreteras estadounidenses llevaron poco después a Molino de Nueva York a Washington a través de la «Blue Ridge Parkway«, una carretera famosa por sus espectaculares vistas y que atraviesa los condados de Virginia y Carolina del Norte. Allí una melodía de guitarra salió casi sin querer para dar nombre a otro de los temas del disco. Con una letra que habla de los primeros días de carretera, cada día en un pueblo diferente, dejando la vida atrás en cada milla atravesada.

Antes de llegar a Nashville, decidió desviarse y perderse por los bosques de West Jefferson, donde se alojó por algunas noches en una inhóspita cabaña. Sin electricidad, a la luz de las velas, y con el refugio de tan solo unas cuantas baldas de madera, pasó unos días completamente aislado del resto del mundo. Un momento íntimo y muy personal que viene personificado en el tema «In The Woods«, donde plasma ese estado de soledad y vulnerabilidad vivido en mitad del bosque, lejos de todo lo conocido y sin más compañía que su fiel guitarra y las ganas de seguir componiendo.

De vuelta en la civilización llega a Nashville, Tennessee. Una ciudad que superó sus expectativas y que le dejó con la boca abierta. Todo viaje que se precie tiene su banda sonora. Y el de Molino por Estados Unidos, antes de que hubiera ningún disco en el horizonte, tuvo la de las emisoras que se iba encontrando a su paso por cada estado. Además, en Nashville, se topó con un festival de música americana, donde conoció a Israel Nash, que se convirtió en la música de su viaje y que llegó a influenciar algunas de las canciones de «Trails». También sonaron Zack Brown, Brandy Carlile y The War on Drugs, que inevitablemente le recuerdan sus noches al volante por California. Desde el primer día sintió que había encontrado un sitio al que pertenecía, o lo que es lo mismo, «A Place Where I Belong“.

Después de pasar unos días en Memphis, Dani se dirigió hacia el sur, siguiendo el Mississippi camino a «New Orleans«. En esta canción habla de los días que pasó allí, alojándose en el barrio de Tremé y sus continuas visitas a Frenchmen Street, donde la música se vivía tanto dentro como fuera de los bares, hasta altas horas de la noche.

A lo largo del viaje hubo ciertos momentos en los que se sentía solo y lejos de algo o alguien que le hiciera sentir en casa. Eso le llevó a enfrentarse a viejos fantasmas que creía haber dejado atrás. «Shelter from the Storm» es un intento por salir de esa tormenta creada en su cabeza, buscando ese sol cálido que se esconde detrás de las nubes.

Después de dos meses en la carretera, llegó a «California» con las ventanillas bajadas, la música alta y un sol y un cielo azul más propio del mes de Agosto que el de Noviembre. Desde San Francisco cogió la Pacific Coast Highway y se dirigió tranquilamente hacia Los Ángeles, disfrutando durante unos cuantos días de las playas de Santa Cruz y 
Santa Bárbara.

Tras una semana por la costa, llegó a la ciudad de Los Ángeles. Palmeras que parecen intentar alcanzar el cielo y una ciudad que por la noche se ilumina como si las estrellas estuvieran en el suelo, le recibieron con una sorpresa con la que no contaba. En un café del Arts Disctrict conoció a un «Ángel«, una chica americana con la que no paró de hablar en toda la noche y quien trastocó de alguna forma los planes que tenía preparados para los siguientes días.

Uno de los capítulos de esta bella historia, «Wanderlust«, es el single que nos sirve como carta de presentación a «Trails». La canción relata parte del periplo de Dani por el sur de California, en concreto dirección a San Diego, acompañado de esa chica que conoció en Los Ángeles un par de días antes. En este encuentro ambos compartieron sus ansias de viajar («Wanderlust» en inglés), y fue así como, aunque se acabaran de conocer, deciden irse juntos a la aventura sin apenas conocerse de nada.

Tema tras tema, avanzamos en esa evolución del artista por los diferentes estilos musicales de Estados Unidos. Nashville, el blues de Memphis o los ritmos más rock y bailables en la costa este, nos hacen ver todas las fuentes de inspiración de las que bebe el artista. A lo largo del viaje, Dani ha hablado de su paso por Nueva Orleans, del desierto de Arizona y de cómo algo dentro de él empezó a cambiar, sintiéndose más vivo que nunca. De Memphis, Pensacola, la costa de California, Las Vegas y el Gran Cañón.

Allí, al final de su viaje, Dani Molino tuvo la fortuna de encontrarse el parque vacío de turistas. Fue una sensación que decidió plasmar en «Trails into the canyons«. Es posiblemente la canción que mejor describe ese viaje de principio 
a fin. Desde esos días en Londres en los que se encontraba en un callejón sin salida, dándole vueltas a la cabeza buscando soluciones, hasta el día en el se adentró por los senderos de los cañones del Colorado. Caminar y escalar durante horas sin nadie a su alrededor, hasta llegar a la cima de la montaña. Estar ahí solo en medio de la más absoluta nada, hizo que ya no se sintiera solo estando solo. Vacío por dentro. Pero ese vacío era bueno, significaba que todos esos fantasmas, esos miedos de antes, habían desaparecido.

You & I” es la canción de despedida, a modo de conclusión del viaje. Apenas unas horas antes de coger el vuelo de vuelta a casa. Los días en la carretera, viendo un amanecer y un atardecer diferente cada día, se habían convertido en algo más que un mero viaje. La manera en que se sentía en ese momento es muy difícil de describir.

Para este fantástico viaje, Dani Molino ha contado con colaboraciones estelares. Desde Nashville Andy Leftwich a la mandolina y Steve Hinson (quien ha grabado entre otros, en los primeros discos de Taylor Swift o Dolly Parton) al pedal steel. Desde España Juan Zelada, al hammond y a los pianos. Anna Franco de Coffee & Wine a las voces y Amable Rodriguez, maestro del blues rock deja su sello en la guitarra eléctrica. A la batería, desde Londres, Damien Thill.

Sergio Fernandez al bajo, Martín y Josue Garcia al saxo y a la trompeta y David Carrasco al barítono, completan la formación.

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