«Resiliencias», el rock audaz de Buenaventura
El rock & roll y el blues más desenfrenado se funden dando forma al primer álbum de Buenaventura, «Resiliencias«, un disco ejecutado por grandes músicos y que muestra la peculiar forma de entender la vida y los problemas emocionales de su compositor: Jaime Buenaventura. Hay algo de especial en su manera de componer. No es sólo su sello personal, es la singularidad con la que nos regala historias diferentes y atractivas. Algo palpable ya desde el primer single “Cansado de Escribirte
El disco se abre con «Disfruten de su viaje«. Un buen comienzo, y un buen indicador de lo que vamos a encontrar dentro del disco: rock sureño de toda la vida. Y es que, aunque el álbum nada tenga nada que ver con los sonidos clásicos del rock o las melodías vocales de grupos como The Byrds o Crosby, Still, Nash & Young, lo cierto es que suena bastante a la música de esas latitudes. El concepto musical que nos presenta es audaz. Jaime crea, a partir de esta idea, un auténtico panorama musical repleto de maestría y genialidad. Los arreglos, la instrumentación y cada elemento están ubicados de forma excelente, como excelente es también la interpretación de los temas.
Como todo buen trabajo que se precie, este disco es de degustación pausada y digestión lenta. Los ocho temas que lo componen suenan compactos. En «Resiliencias» las canciones son como películas que pasan por la mente. Mientras por un lado viajan los sonidos, al mismo tiempo narran vivamente situaciones cotidianas y explorando nuevos matices dentro de las eternas temáticas de amor y desamor. Y si bien no han inventado nada, son composiciones honestas, frescas y de una ejecución impecable.
No hay una canción o dos que destaquen por encima del resto. Así, el EP suena con una claridad acústica aplastante. Refleja lo que es el sentimiento hecho álbum: Lento, sencillo, visceral, contundente. Todo ello acompañado por una producción estudiada al milímetro que da como resultado un sonido limpio y de bastante personalidad. Y escuchándolo, uno se da cuenta que Buenaventura se toma también su tiempo en mostrar sus divinidades a la hora de componer, y por supuesto, musicales. Parece no tener prisa, estar calmado a la hora de presentar su propuesta, y después, todo se precipita con un aluvión de música bien hecha: arreglos estudiados, cambios de ritmos pronunciados, voz transgresora…
Y luego, el discurso, letras que se van arrinconando en lo que es, un cantautor obsesionado con su peculiar visión del mundo, diferente y con una mirada única.