La dura situación de la venta de discos físicos en España
Promusicae, la entidad encargada de otorgar las certificaciones de ventas discográficas en España, ha publicado los datos de las ventas generales correspondientes al año 2016. Según sus cifras, del total de 163,78 millones de euros que el mercado de la música ha movido en nuestro país (un 3% más que el total de 2015), tan solo 63,5 millones llegan de la venta de discos físicos. Unos datos que representan, para el formato físico, una caída del 22% y que además traen una alarmante consecuencia: Ningún artista español ha vendido en 2016 más de 85.000 copias.
En total, en 2016, se han vendido en España poco más de 8 millones de discos y apenas 11.000 singles. Tal y como publicábamos hace unos días, en lo más alto de la lista se sitúa el último trabajo discográfico de Manuel Carrasco, “Bailar el Viento“, del que el onubense ha conseguido vender 89.500 ejemplares. El titular anterior podría ser más sensacionalista si miramos al resto de álbumes y completamos que tan solo dos artistas españoles han conseguido vender en 2016 más de 45.000 discos físicos. En este sentido, a Carrasco se le sumaría Melendi, que el año pasado logró vender 53.500 copias de su disco “Quitate las Gafas“. El resto de artistas se queda bastante lejos de esas cifras.
La realidad es que la música española no está en su mejor momento. Para conocer la magnitud del problema no hay más que mirar al resto de mercados. En 2015, “25“, el último disco de Adele, vendió en USA 2,3 millones de copias en sólo tres días. Hoy dos años después, la cantante y compositora británica ya ha superado el umbral de los diez millones de ejemplares vendidos solo contando el país norteamericano, siendo además, el disco más vendido de 2016, con 4,6 millones de ventas.
Si bien es cierto que estamos ante una artista récord (mayor número de álbumes vendidos en la historia de la música y la única en recibir un Disco de Diamante por sus ventas), la realidad es que mirando a otros artistas internacionales nuestros cantantes siguen estando a mil años luz, por ejemplo, el disco “Lemonade” de Beyoncé registro 2,6 millones de ventas en 2016, “A Head full of dreams” de Coldplay 2,1 millones, “Anti” de Rihanna, 1,4 millones y “Hardwired… to self-destruct” de Metallica 1,3 millones. Podríamos hurgar un poco más en la herida y afirmar que hasta Mozart se encuentra por delante, aunque en esta ocasión la cuenta tiene truco, ya que la última recopilación del compositor austriaco “Mozart 225“, está formada por 200 discos y Billboard, quien registra las ventas mundiales, cuenta cada CD del pack como una venta individual, lo que quiere decir que esta compilación que en realidad vendió 6.250 unidades, contabiliza como 1,25 millones.
El único formato que ve sus cifras ascender en nuestro país es el vinilo, que sube un 19,6% después de vender este año 465.000 unidades. El dato, que parece positivo, tiene también una doble lectura, ya que esta vez sin irnos lejos de nuestro continente, vemos como en Reino Unido se vendieron más de 3,2 millones de vinilos en 2016 (un 53% más que el año anterior y el número más alto desde 1991) y en nuestro país vecino, Francia, el aumento es aún mayor, mejorando las cifras un 55% con respecto a las de 2015. Según los estadistas, que el vinilo haya sido la revelación mundial del 2016 tiene su factor clave en la muerte de artistas como Prince, David Bowie o George Michael, ya que la gente ha adquirido alguno de sus discos más emblemáticos como recuerdo.
Aquí llegamos a otro dato curioso. Mientras en otros países el deceso de artistas consagrados parece tener un efecto inmediato en las ventas, en España no parece suceder lo mismo. La muerte de Manolo Tena en abril del año pasado no solo no se ha visto reflejada en las ventas de su último trabajo “Casualidades“, sino que además, según las cifras de audiencia y recaudación del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (datos de mediados de diciembre), la película documental sobre su vida: “Manolo Tena, un extraño en el paraíso“, ha sido la menos vista del año en España, con una recaudación total en cines de 14 euros y solamente vista por 4 espectadores. Casi nada.
Promusicae y algunos de los sellos discográficos más importantes de nuestro país parecen dispuestos a seguir echando balones fuera y encubrir en cierto modo, la triste realidad que vive la música de nuestro país, donde ser músico parece ser una profesión de alto riesgo. En España, las cantidades necesarias para certificar el Disco de Oro y el Disco de Platino eran originalmente de 50.000 y 100.000 copias, respectivamente. El 1 de noviembre de 2005 bajó la cifra a 40.000 y 80.000, y a mediados de septiembre de 2009 se volvieron a rebajar esta vez a 30.000 y 60.000. Actualmente están ya en 20.000 y 40.000. Con estas cantidades, un álbum de los ochenta como el “Concierto para adolescentes” de Los Pecos, que vendió más de 300.000 ejemplares en su día, sería en la actualidad décuple Disco de Platino (fuera de calculadora quedaría ya el álbum “Más” de Alejandro Sanz, el más vendido por un artista nacional en la historia, con más de 6 millones de discos en todo el mundo). Los datos hablan por si solos.
El mercado digital tampoco se salva del cataclismo. iTunes por ejemplo, apenas ha movido el año pasado 10,2 millones, incluyendo las ventas de singles y álbumes. En este sistema además, el 71% de los usuarios de las plataformas digitales más importantes (Deezer, Spotify o Google Play) hacen su uso previo pago de una suscripción, y es esta nueva forma de consumo la que más dinero aporta: un total de 87,5 millones de euros, de los cuales, 62,2 provienen de los suscriptores. En el mundo digital, muchos artistas “inflan” los conteos, y eso que Promusicae también cambió el sistema de recuento de singles (en la actualidad cada 250 escuchas equivalen a una venta legal). A priori, parece más fácil obtener una certificación, pero ni aún así está al alcance de la mayoría de los grupos.
¿Son la piratería y las descargas ilegales las responsables de este descenso en las ventas tal y como dice Promusicae?. No cabe duda que es un factor que ha influido y mucho, pero tal vez éste no sea la única razón. Si miramos a otros sectores, por ejemplo el de los videojuegos (el más azotado por la piratería de los últimos años), observamos en lo más alto, que títulos como “Minecraft“, máximo representante de la escena independiente en la industria recreativa, ha superado ya los 110 millones de ventas. Y solo en 2016, vendió la friolera de 50.000 ejemplares al día. Eso, llevado a la industria musical significa que el juego hubiera sido certificado en España con un Disco de Platino cada día.
La conclusión es que aún consiguiendo crecer en 2016 por tercer año consecutivo, España sigue teniendo pérdidas ininterrumpidas en la música desde 2001 (cuando se vendían 603 millones de euros en fonogramas). El trasvase del modelo de consumo resulta evidente, la venta digital gana la batalla claramente frente a las tiendas de discos tradicionales. Las cifras del mercado físico evidencian una suave transición de consumo hacia lo digital y tanto los especialistas musicales como los artistas, observan temerosos esta tendencia que tiene como soporte único, Internet. Un panorama, para los nostálgicos del CD editado en formato físico, que no resulta nada esperanzador. Tal vez, la era del disco físico esté tocando fondo. ¿Será el temido fin de la industria y del CD?.