El cantante Luis Miguel detenido en Los Ángeles
El cantante Luis Miguel ha sido detenido en Los Ángeles tras negarse en repetidas ocasiones a comparecer ante un juez federal por el caso que le enfrenta a su antiguo mánager en Estados Unidos, el empresario tejano William Brockhaus, que le reclama una indemnización de algo más de un millón de dólares (más de 900.000 euros), incluyendo intereses y los honorarios de los abogados, por incumplimiento de contrato, tras la cancelación de una serie de conciertos entre 2013 y 2015.
Un juez de Nueva York dictó la indemnización, que pasó al Distrito Central de California ante las negativas y evasivas de Luis Miguel para pagar. El caso fue derivado al juez Rosenbluth, quien decretó que se embargaran los bienes personales del artista, entre ellos un coche de la marca Rolls Royce que posee el cantante, hasta conseguir que se satisfaga la cantidad deudada. Sin embargo, Luis Miguel hizo caso omiso y al mes siguiente se dejó ver en ese mismo coche acudiendo a un restaurante de lujo en Los Ángeles.
Según los documentos judiciales del caso, el artista fue requerido a presentarse de nuevo en un juzgado antes del pasado 17 de abril. El tribunal advirtió al cantante de que, si no se presentaba se notificaría a las fuerzas de seguridad para proceder a su detención. Luis Miguel no sólo no se presentó, sino que rechazó en varias ocasiones aceptar los papeles de la demanda. Fue entonces cuando se le dictó una orden de busca y captura.
La audiencia que estaba programada para este martes era para continuar con el examen de los bienes del cantante. Tras no presentarse a la hora citada, Luis Miguel se entregó posteriormente ante las autoridades de Los Ángeles. Finalmente fue liberado después de pagar una fianza de 1 millón de dólares. El cantante mexicano tendrá que regresar a la corte el 11 de mayo y de no hacerlo no tendrá derecho a libertad bajo fianza.
El origen del caso está en 2015, cuando Luis Miguel canceló multitud de conciertos. Brockhaus afirma que el cantante no le pagó sus honorarios. Un juez federal de Nueva York le dio la razón. La debacle artística del artista le ha dejado al menos otros dos frentes abiertos en los tribunales. La primera es una demanda de su propia discográfica, Warner Music, que le reclama 3,6 millones de dólares. La otra del cantante Alejandro Fernández por una gira conjunta que cobró por adelantado y después no realizó.