“Ocaso”, el embrujo arrollador de Alondra Galopa

“Ocaso”, el embrujo arrollador de Alondra Galopa

Alondra Galopa es la unión de dos especies diferentes. Dos polos opuestos que confluyen en un mismo proyecto musical. Por un lado, Juan Antonio Salinas, con unas raíces punk-rock-core y una largo bagaje como guitarrista y compositor de bandas sonoras para cortometrajes. Por el otro, Mónica Navarro, cantante de corte pop, muy conocida en los circuitos de música de autor, teatros y musicales, quien pone el contrapunto melódico. El resultado es Alondra Galopa. Un caballo con cabeza de pájaro, dos especies en una, la peculiar visión de dos músicos que combinan perfectamente y con bastante descaro, oscuridad teatral con música experimental, unas veces apocalíptica y otrora brillante, con partes tan intensas como cristalinas.

Tras debutar en 2012 con “Abriendo alma y mente“, la banda granadina lanzó al mercado dos trabajos más: “Voy a intentar olvidarlo todo“, editado un año después y “Ni fuimos, ni somos, ni seremos héroes“, publicado en 2015. Ahora, una vez encontrada la madurez y el equilibrio perfecto, el dúo presenta un retrato oscuro, irregular y atrevido que lleva por titulo “Ocaso“, envuelto en arriesgadas melodías no aptas para oídos que se dejen inquietar con facilidad. El trabajo ha sido grabado, mezclado y masterizado por el mismo Salinas en el estudio que ha montado la propia banda.

“Ocaso” es el resultado del aprendizaje, pruebas y experimentos resultantes durante todo este tiempo. 14 nuevos temas inéditos y una edición en digipack con dieciséis páginas y un brillante trabajo fotográfico realizado por el artista Enrique Redondo. Cada una de las composiciones ofrece una atmósfera tenebrosa que se aleja de lo convencional. Porque ahondando debajo de la bruma musical barroca y sombría de las canciones, encontramos un cúmulo de emociones a flor de piel, matizado en detalles sonoros que calan como una caricia helada o una mirada fija sin vida.

Alondra Galopa es un grupo con un alma clara. Un indie al servicio de un particular y agitado universo sonoro, profundo en lo musical, inquietante en las texturas e incluso a veces, sentimental, pero con un embalaje synth-pop reluciente y bien pulido, armónicamente impecable y muy bien interpretado. Influye en esta especie de embrujo la personalidad arrolladora de la pareja y el empaquetado elegante, que convierte al conjunto en una pequeña obra de arte que todos deberíamos tener en nuestra casa.