Gotelé, un diamante en bruto preparado para explotar
La pasión por la música siempre ha sido el nexo para los componentes de Gotelé, una banda que comenzó a gestarse en una fiesta sorpresa de cumpleaños. En el eje central de todo esto está Fernando López, quien con su manera de ver las cosas hizo quitar muchos de los prejuicios que por aquel entonces tenían el resto de componentes a la creación artística, amen de su enorme aportación musical al conjunto. Fernando, escritor y director de cortometrajes, dirigió uno titulado “Gotelé“, que ha acabado siendo el emblema y nombre artístico de la banda en homenaje a otro de los miembros fundadores, Sergio Jiménez, quien participó en ese corto y falleció tristemente al poco tiempo.
Su debut “Duelo personal” (2015), era un álbum esmerado y cuidado al detalle que mezclaba atmósferas de elegante y densa oscuridad con algo más que buenas intenciones, repleto de sorpresas y donde por supuesto no faltaba el toque de pop-rock, perfectamente engrasado y elevado a la enésima potencia, gracias a la búsqueda compartida de nuevas sonoridades e interpretado por la juventud de una banda carismática y versátil. Este trabajo encendió la vena creativa del grupo, dejando canciones enérgicas como “Rutas Salvajes” o “El Sol“, influenciadas por el sonido americano de Quique González y M-Clan, “Comunista” que recoge los ritmos hipnóticos cargados de exotismo de Platero y Tú, o la sorpresiva “Prados Verdes“, en clave de slow-jazz al piano y bajo.
Ahora regresan con “Las Cubas“, un nuevo EP donde dan muestras de estar puliendo su lenguaje. Primero el sonoro, pues discretos y sin correr riesgos, han hecho un buen trabajo José Caballero en la grabación y Santi Barrios en la masterización. Y segundo, el compositivo, pues además de haber cerrado el abanico que delataba la impaciencia de su disco debut (muchas cosas en muy poco espacio), Gotelé han clareado lo que quieren decir, concretando en minutajes y conceptos. El resultado es espléndido. Y original. Cinco temas repletos de vigor en los que la melodiosa sintaxis entre pop y folk, nos lleva a unas cotas de evolución inimaginables. La grandeza se realza con una presentación espectacular y una imagen abstracta como portada que llama bastante la atención.
En la primera escucha de “Las Cubas” sacamos bastantes cosas en claro. El trabajo no tiene desperdicio, en él, los arreglos de guitarra, a pesar de su finura o simpleza, marcan el gran pasaje que contienen cada una de las canciones. “El Ring” es la canción que abre el EP. Toda una declaración de principios cuadrilátera, de ponerse en pie y luchar hasta el final, con un sonido musculoso y épico que demuestra la capacidad de la banda abulense para reinventar el pop español de los noventa sin caer en la nostalgia. Esta renovación por momentos se torna melódica y con un estribillo de esos que calan hondo en el oyente, al que se suman con solvencia, sus compañeros de Playa Cuberris. A destacar, los sonidos de teclado, que refuerzan y equilibran la personalidad musical.
El EP continúa con “Cruz Vieja“, una de las dos joyas de este trabajo. El corte no tiene nada que ver al anterior. Al contrario, se trata de una canción acústica al mas puro estilo cantautor que bien hubiera firmado Enrique Urquijo para Los Secretos. Gotelé se muestran aquí como sus mejores deudores (salvedad hecha con Quique González), aunque desmarcándose de sus influencias y encontrando su propio camino, con un pop-rock fronterizo de fácil escucha, sublime y muy personal. Aderezado todo ello con aires a ranchera y mucho sabor a tequila, un interesante cóctel sonoro que nos transporta directamente al énfasis más intimo del enraizado pop-western americano.
Le sigue “Dale duro“, donde grandes pasajes de teclado y de guitarras se intercalan entre sí bajo un sonido setentero de gran melodía vocal. El tema recupera el tono del principio, jugando con la exquisitez del medio tiempo y la sutileza de unos coros femeninos como siempre generosos en las texturas. La canción es la antesala a “Paramera”, nombre de la sierra abulense que les vio crecer y un homenaje a toda esa gente que tiene que exiliarse para buscarse la vida más allá de nuestras fronteras emigrados por la crisis, endémica ya en nuestro país. Esta es su banda sonora, mágica, que cierra por fin la herida.
Todo el EP ofrece una atmósfera especial, de humo de tabaco en local nocturno, de carretera secundaria y de caminos secos y polvorientos. Es un álbum redondo e inspirado, lleno de matices y pequeños detalles instrumentales. La mejor prueba de ello es “Tiempo atrás”, tema que da carpetazo al trabajo. Esta vez los sonidos folk condimentan una canción con ecos ligeros al rock sureño de The Black Crowes. Utilizando el teclado como hilo conductor, el tema se convierte en un monumento al estallido fiero y espiritual, influido por las más profundas raíces norteamericanas.