«Banzai», el grito de guerra póstumo de Gatta Cattana
Ana Isabel García, más conocida como Gata Cattana, fallecía el pasado mes de marzo a causa de una complicación cardíaca. Su repentina muerte supuso la pérdida de una de las voces más prometedoras de la música urbana. Admiradora de El Niño de Elche, la cordobesa fusionaba rap con flamenco y poesía, a veces bajo su alias musical de Gata Cattana, otras bajo el seudónimo de Ana Sforza.
En su cabeza llevaba el cartel de promesa. Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada, su primera grabación «Los siete contra Tebas» ya dejaba entrever su interés por la Historia, lo social y la geopolítica internacional. Rastreando en sus orígenes se pueden encontrar tres grabaciones más, en las que se aprecia un progresivo interés por producciones de corte más electrónico que firmaban, entre otros, Nico Misery o Miguel Grimaldo. Esa evolución fue configurando también la personalidad de Gata Cattana, hasta el punto de ser señalada por diferentes publicaciones especializadas como uno de los jóvenes valores más pujantes del rap nacional.
Música y politóloga, Gata Cattana podría ser muchas cosas, pero, por encima de todas, una mujer de férreos principios y fundadas convicciones. Era una mujer de letras, de arte, de belleza. Siempre rodeada de libros, en especial de Historia. También escribía. Sobre todo poesía. El año pasado publicó un poemario titulado «La Escala de Mohs«. En sus rimas, eligió hablar de la realidad más cruda, de la apología de lo popular, de la tierra andaluza y de la historia del pueblo. Aunque fue en el hip-hop donde encontró el género ideal para ponerle música a las prácticas sociales que le enfurecían.
Empezó influenciada por el flamenco de la familia Morente y Triana y por grandes artistas como Nina Simone, Aretha Franklin o Amy Winehouse. En sus temas más conocidos, como «Lisístrata«, «La prueba» o «Atlanta«, siempre hay presente la crítica social más punzante contra el patriarcado y numerosas referencias políticas. Muchos la catalogaban como la heredera de La Mala Rodríguez, pero lo cierto es que destilaba una personalidad propia, con letras provocadoras siempre del lado de los débiles y canciones que representaban partes de la realidad que vive silenciada: barrios obreros, lucha de clase, la opresión de las mujeres, jóvenes levántandose contra las injusticias de un mundo que discrimina por raza, clase, género o sexo…
La muerte la sorprendió con tan solo 26 años de edad. Gatta Cattana se encontraba en ese momento inmersa en la grabación de su primer disco, «Banzai«, junto al productor David Unison y con Silvia Bianchi a cargo de la dirección de arte. En él, desafiaba a los raperos tradicionales con su personal voz y sus versos de aires flamencos, rompiendo clichés y reivindicando el feminismo dentro del género: «Banzai sería como el grito de antes de ir a la batalla y el grito de después. Soltarlo todo y quedarme tranquila«, afirmaba poco antes de su fallecimiento en una entrevista.
El álbum ha visto la luz ahora de forma póstuma, gracias al empeño de su familia y de quienes trabajaban con ella, que han aunado esfuerzos para que «Banzai» sea una realidad. 13 temas que mantienen su porte canalla, reivindicativo y luchador, pero que se mezclan con nuevos ritmos. En él aportan producciones I-Ace y Nico Miseria, mientras que Bejo y Scarface Johansson figuran como las únicas colaboraciones vocales. El trabajo roza lo sobresaliente y, desde un aspecto meramente musical, duele solo de pensar aquello en lo que Gatta Cattana podría haberse convertido en el futuro.