Yarea nos regala con “Involuntario”, uno de los discos del año
Si decimos que Yarea es una de las mejores compositoras que hay en el pop español no estamos descubriendo nada nuevo. Lyd, Marlena, Ruslana, Dani Fernández, Edurne, Charlie USG… la lista de artistas que llevan su sello es inmensa. Pero eso no siempre es sinónimo de éxito con tu proyecto. Y sino, que se lo digan a tantos otros compositores que disfrutan de su talento en el anonimato.
Ese no es el caso de la bilbaína. Su primer EP ya dejaba entrever a una artista de muchos quilates, pero ahora ha dado un golpe de autoridad y madurez con “Involuntario”. Y es que sin menospreciar a aquel “Lombardía 22”, este disco es absolutamente hipnótico, mostrando a una Yarea más íntima, ensoñadora y algo más profunda. Pero sobre todo es un trabajo que gana en visceralidad, removiendo tanto los sentimientos por dentro que por momentos llega incluso a doler.
La propia cantante reconoce haberse abierto como nunca antes en este trabajo. Las trece canciones que lo componen nos sumergen en un universo minimalista en lo que al sonido se refiere. Y las trece, también, llevan el sufrimiento reflejado en las letras. Empezando por “Espina”, la canción que abre el disco y que quizás, resume mejor que nada lo que vamos a encontrar después: esquirlas de un amor pasado que todavía duele y que sigue presente sin cicatrizar en nuestras vidas.
Lo sorprendente es que dentro del eclecticismo que propone el álbum, todas las canciones suenan a Yarea. Y ahí es donde radica precisamente el magnetismo de una artista que en tiempos donde la tendencia es ir a la moda, ha sabido desmarcarse del resto y hacerse con un estilo único y diferenciador. Sin quitarle protagonismo a las melodías y a unas letras honestas, como en “Lo mejor”, donde describe cómo no fue la mejor compañera de vida para alguien a pesar de que le quería.
Esa sinceridad, muchas veces autocrítica consigo misma, deja claro que Yarea cuenta sin tapujos todo lo que siente en este disco. Relaciones, de amor y familia, echar de menos a los seres queridos… Y hasta una canción dedicada a su hija Belice en la que colabora, sin aparecer en los créditos, Dani Fernández. Y puede que resulte obvio decirlo después de escuchar “Noviembre”, pero todo resulta tan atractivo, familiar y cercano en este álbum, que es imposible no caer rendido a su belleza.
También la nostalgia juega un papel muy importante en las canciones. Echar de menos es la premisa constante y “Capacidad” por ejemplo es la añoranza hecha canción, mientras que “Espejismos” es su deseo de volver al pasado. Otras como “Tú de mí” reflexionan sobre qué pensará un amor antiguo de ella. Pero llega “Loba” y lo destruye todo. Aquí, Yarea se desnuda por completo, con una canción que compuso tras enfrentarse a una de las sensaciones más confusas de su vida.
“Involuntario” es en resumen, un álbum con cierto sabor a melancolía. Más atractivo y delicioso que todo lo que habíamos escuchado antes de Yarea. Osado e inspirador en lo instrumental pero sin perder ni un ápice de ese aura enigmático que rodea siempre a todas las canciones que nos regala. Y que pone sobre la mesa la personalidad inapelable de una artista que nos ha regalado probablemente, sin quererlo y de una forma totalmente “involuntaria” uno de los trabajos del año.
