“El tiempo no es oro”, la catarsis personal de Antonio Orozco

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“El tiempo no es oro”, la catarsis personal de Antonio Orozco

Antonio Orozco ha reiterado en varias ocasiones que “El tiempo no es oro” es su mejor álbum hasta la fecha. Tal vez haya debate en lo musical, ya que “Destino” por ejemplo, era una autentica obra maestra, pero no hay dudas en la parte emocional. Y es que, este nuevo álbum del cantante barcelonés muestra a un Orozco honestamente desgarrador, que se ha abierto como nunca sin dejarse nada en el tintero. Y eso, en un artista ya de por sí transparente como es él, es mucho decir.

En palabras del propio Antonio Orozco este proyecto no es solo un disco, es una declaración profundamente humana. Podríamos ir un paso más allá y afirmar que es una catarsis en toda regla. Primero, porque saca a flote su lado más vulnerable. Segundo, porque llega después de un largo periodo de duelo, necesario para superar las pérdidas recientes de su padre y de su ex mujer. Y por último, porque ha puesto en orden cuerpo y mente, haciendo frente al estrés y a la depresión que tenía.

Ha sido precisamente ese tiempo de reflexión el que le ha hecho valorar más las pequeñas cosas. El tiempo es vida decía José Luis Sampedro, y no le faltaba razón. Orozco lanza un dardo contra ese ritmo de vida frenético que llevamos, que nos está destruyendo poco a poco. Saber parar, centrarnos en el presente y vivirlo conscientemente son los ingredientes que a él le han servido para cicatrizar heridas. El resultado, un artista renovado que llega con más ganas que nunca de comerse el mundo.

Los trece temas de “El tiempo no es oro” respiran la belleza de lo tangible. Todos nacen desde la parte más íntima y personal de Antonio Orozco. Y los trece, llevan la verdad y la pureza por bandera. Así, Te juro que no hay un segundo que no piense en ti” y “Te estaba esperando” van dedicadas a sus dos pilares, sus hijos. Otras como “Despierta” o “El problema fue la solución” hablan de su época vital más dura, mientras que en “Lo Inevitable” mira a los ojos al destino.

“607591746” y “Una bonita carta de adiós” son dos muestras más de que Orozco ha usado este disco a modo de terapia, para canalizar las perdidas y superar los duros reveses de la vida. Un viaje introspectivo cantado desde las entrañas en el que ha volcado todas esas cosas nunca había hablado con nadie. Pensamientos que le han estado consumiendo. Por dentro y por fuera, derivando en serios problemas de ansiedad y sobrepeso que a punto han estado de terminar con su vida.

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