Versilia enciende las luces de París con su nuevo single

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Versilia enciende las luces de París con su nuevo single

Cautivadora, encantadora y poética, París es la ciudad romántica por excelencia. Muchos son los artistas que a lo largo de la historia se han inspirado en la capital mundial del amor para sus composiciones, desde Frank Sinatra a Édith Piaf, pasando por Mark Knopfler, Duncan Dhú o más recientemente grupos como La Oreja de Van Gogh, Dani Martín o The Chainsmokers.

Es llamada la ciudad de las luces, no solo por ser la primera en tener un entramado lumínico envidiado en la época, sino también por ser siempre una de las urbes más adelantadas a su tiempo. Hay tanta historia fraguada en sus rincones que es normal que las representaciones artísticas en su honor sean continuas. Y qué mejor homenaje a sus calles, sus jardines o las plazas de ensueño que rodean los campos elíseos, que abrir un disco que lleva por título «Luces» con una canción inspirada en la ciudad del Sena.

Y eso, es precisamente lo que ha hecho la banda madrileña Versilia, cuyo último single «Nunca más volveremos a París» sirve de apertura a su segundo trabajo discográfico, «Luces«. El tema fluye bajo una letra íntima, personal y escueta, perfecta en el ambiente cálido de la canción. Y eso se nota en su aparente desnudez inicial, apenas dibujada por las notas de un piano y un sonido sincero, sin ambages, conciso y hermoso. En ese paisaje musical, no es de extrañar que el single tenga cierto aire de experiencia melancólica, casi vital. Romántico y con cierto toque redentor que se convierte en una de esas obras que hay que poseer. Sí o sí.

«Nunca más volveremos a París» es un corte conceptual, en el que la melodía navega por ese estilo onírico y bien interpretado de Versilia, que tiene la textura adecuada, el tiempo correcto y emociona sin ser épico. La voz de Rocío Medina se llena de matices y personalidad, pero esta vez con más variedad de instrumentación y sonidos, creando un conjunto entre íntimo y oscuro, con aire nostálgico en ocasiones. Un universo al que contribuye, sin duda alguna, la impecable producción de Iker Arranz.

Tras dos álbumes editados, Versilia siempre aporta algo de inevitable emoción y sentimiento en todo lo que hace. Su pop es fresco pero no salvaje, con estribillos pegadizos y canciones que, sin barroquismos excesivos, se dejan escuchar con facilidad, provocando sensaciones agradables, conocidas, perfectamente reconocibles y, quizá por eso mismo, cómodas, sencillas y placenteras. La madurez introspectiva se transmite en sus bases melódicas, que transmiten toda una amalgama de sentimientos: tristeza, nostalgia, alegría, dulzura. Pero siempre desde un prisma de paz y tranquilidad, una belleza profunda que calma, pacifica y arrulla a partes iguales.

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