Silvio Rodriguez desvela sus «Amoríos» en su nuevo disco
Poeta y músico. Creador junto a Pablo Milanés de la Nueva Trova Cubana. Guitarrista. Dibujante y escritor. Y sobre todo cantautor, un concepto que no se entendería en español de no ser por Silvio Rodríguez, máximo exponente de la música surgida en Cuba a raíz de la Revolución. Y aunque nunca ha dejado de publicar sus canciones, poco a poco sus álbumes se han ido espaciando en el tiempo hasta convertirse en un acontecimiento singular. Lo es desde luego la publicación de «Amoríos«, a la venta en mayo, su primer trabajo desde 2010 y el primero también para Sony Music.
Sigue siendo el mismo chiquillo de origen campesino que llegó a La Habana en 1952, desde un pueblo a 26 km al sur. Ninguno de los lujos cotidianos que ha conocido en sus innumerables giras han pervertido el espíritu de este trovador que ha actuado en el frente, en cárceles, en barrios humildes, pero también en grandes pabellones y teatros.
Silvio lanza este nuevo trabajo mientras recorre las principales ciudades del país. En San Sebastián vendió 5.500 entradas, para llenar el Velódromo de Anoeta, con varios días de antelación, y su gira sigue por A Coruña, Gijón, Zaragoza, Gran Canaria, Córdoba, Barcelona, Madrid, Valencia y Murcia. Presenta su nuevo álbum, pero también muchos de los clásicos creados en cuatro décadas de carrera, un tesoro que le ha situado entre los mejores compositores cubanos de la historia.
Creador de joyas discográficas como Días y flores (1975), Al final de este viaje (1978), Rabo de nube (1980) o Unicornio (1982), el cubano vuelve con una colección de composiciones creadas entre 1967 y 1980, desde sus inicios hasta aquellos años de plenitud creativa, que salvo «Óleo de mujer con sombrero» aún no habían visto la luz. «Amoríos» se convierte así en una reunión de canciones de un tipo muy especial de amor, un amor “distinto pero igualmente imprescindible”, en palabas del propio Silvio, que se refiere al nuevo álbum como un viejo proyecto por fin culminado.
Sobran los motivos para revisitar su vida y obra. Silvio Rodríguez ha compuesto música y letra de cientos de canciones. Posee una amplia discografía. Ha musicalizado películas, teleseries y piezas de teatro. Ha recibido numerosos premios y condecoraciones. Y sus canciones han sido traducidas al francés, italiano, alemán, inglés, portugués, guaraní, ruso, chino, japonés, coreano, sueco y catalán. También ha publicado dos libros: Canciones del mar (1996) y Cancionero (2008).
Nunca pensó en trascender las fronteras de su país. Hubo un tiempo en el que sus canciones estaban prohibidas en buena parte de Latinoamérica (Chile, Argentina, Guatemala…) y que tener una casete suya era peligroso, tanto, que podía costarte la vida: hubo gente que fue torturada y desapareció por ello. Más de cinco décadas y una veintena de discos después podemos afirmar que el cantautor cubano superó, para nuestra suerte, la censura.
Cumplió 69 años en noviembre, cincuenta de ellos en activo, tocando en barrios olvidados de La Habana. Su carrera le ha hecho acreedor de abundantes distinciones. En 1985 le fue otorgado el Premio Luigi Tenco (San Remo, Italia). Unesco lo nombró en 1997 Artista por la Paz. En 2004 recibió el Premio Nacional de Música, y dos años más tarde, el Premio Latino por toda una vida, de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música de España. Entre 2007 y 2011 recibió el título de Honoris Causa de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima (Perú), de la Veracruzana de Xalapa (México) y de la Nacional de Córdoba (Argentina).
Ahora que publica su nuevo disco, el intérprete cubano recorre España por primera vez en nueve años. Lo hace con el acompañamiento del Trío Tovarroco (Rachid López, César Bacaró y Mikel Elizarde) y del cuarteto de jazz que lo arropó en la grabación de Amoríos: la flautista y clarinetista Niurka González, el contrabajo Jorge Reyes, el pianista Jorge Aragón, el batería Oliver Valdés y el vibráfono Emilio Vega.