“Traje Blanco de Cartón”, el noveno disco de Mala Suerte
Cada año, Mala Suerte cambia su nombre por un día para ofrecer un concierto solidario y ayudar a diferentes ONG que trabajan allí donde más se necesitan recursos e infraestructuras. El último cambio de piel (de Mala Suerte a Buena Suerte) fue el pasado 19 de diciembre en la Sala Galileo Galilei en la que ofrecieron un concierto para recaudar fondos para los niños de Bolivia.
La banda madrileña vuelve a ser noticia gracias a la publicación de “Traje Blanco de Cartón”, su noveno álbum. Un trabajo impregnado de un sonido más rotundo, más crudo pero a la vez más cuidado y diferente a sus proyectos anteriores. Con una profesionalidad digna de encomio para una formación que hace justicia a su nombre (sin demasiada fortuna en el pop comercial), Mala Suerte presentan 10 nuevos temas compuestos en su mayoría por César Álvarez, fundador y voz líder de la banda. Una colección de sentimientos donde por primera vez, coexisten canciones optimistas cargadas de amor con temas más amargos y personales.
Esquivan en este nuevo disco su lado más pop para cruzar la frontera hacia el rock, sin dejar de abrazar, en la mayoría de los temas, el tono intimista y la melancolía que siempre los ha definido. El de ahora es un álbum de sonido depurado, que destila madurez, y que lleva el sello de uno de los mitos de la producción musical española, Fernando Montesinos (Pereza, Poncho K, Jaula de Grillos, Belén Arjona, Obús), que además participa activamente en el disco tocando la guitarra.
El título simboliza las tres virtudes fundamentales que todo ser humano debería atesorar: la elegancia (“el traje”), la limpieza (“el blanco”) y la humildad (“el cartón”). La banda exprime con su lirismo todas las sustancias desde su misma génesis. Su luminosa actitud en la vida les ha granjeado una pequeña legión de amigos que siguen sus pasos y les permiten seguir funcionando, inasequibles al desaliento. Al más puro estilo Los Secretos, los cinco componentes se deslizan una vez más por un tobogán de sonidos desgarrados (arrancados de las influencias de artistas internacionales como Tom Petty, Sting o Jackson Browne) y querencias de pop español de los años ochenta, revividas de grupos como Los Limones o Nacha Pop.
“Traje Blanco de Cartón” recoge el dolor de los primeros amores, y recorre a ritmo de pop los años en que se forja el carácter, se sufren las primeras decepciones y sangran de nuevo las heridas bajo las cicatrices. El primer corte, “Eres tú”, es la canción de amor más sincera, honesta, directa y calada de sentimientos. Le sigue “Malasaña”, con un trasfondo de amargura dedicada a esas personas toxicas que hay que apartar con urgencia de tu vida. “Informal” primera colaboración de la mano de Álvaro Quesada, es un tema canalla y juvenil, necesario, que nos conecta con ese personaje cínico y sinvergüenza que todos llevamos dentro.
Al escuchar las letras de Mala Suerte, uno ve cómo se despiertan los recuerdos en su interior y se reviven aquellas dolorosas historias de amor juvenil a tres bandas. El retrato de esos años en que no solo se descubren las pasiones, sino también sus decepciones. “De vez en cuando” es un claro reflejo de ello, una preciosa historia de desamor cuya letra fue dictada casi literalmente por un amigo a altas horas de la madrugada. El desgarro y la añoranza se palpan en “Como en un cuento” cuando uno de los dormitorios de casa se queda vacío, así, de repente. La letra describe la historia de un amigo que perdió a su hermana de una manera totalmente inesperada.
Otro golpe de realidad se encuentra en “No hay nada que hacer”, con la voz de Laura Rubio (ex vocalista de Garaje Jack), quien ya participó con el grupo en su anterior trabajo “Duro”, y que alude el final de la relación que a menudo una de las partes no quiere entender. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Aún quedan en el álbum canciones para mitigar la nostalgia, como en “Por delante”, que muestra la alegría de enamorarse.
“Todo mancha” por su parte, roza por momentos la indiferencia emocional. Una letra que cada uno entenderá como prefiera, en la que se mezclan millones de sentimientos, uno de ellos el rencor, otro el resentimiento. El disco se cierra con “Traje de cartón”, que cuenta esa primera cita que sella un amor para siempre, y “Leones” que rememora tiempos pasados, cuando siempre era demasiado pronto para irse a la cama. Años que, con la mirada cansada del adulto, siempre nos gusta recordar.
“Leones” es el mejor epílogo para un disco digno de ser escuchado, que bien podría llevar en cada palabra su propia metáfora subyacente. No desesperar nunca, creer en uno mismo y arrancarle horas de sueño al calendario si es preciso. Un canto a la constancia, al esfuerzo y la tenacidad necesarios para que las ilusiones y los sueños, como el del éxito merecido por este nuevo álbum, se lleven a cabo.