Ghost Boys intenta revivir la llama del rock alternativo sueco
Linus Nordström es director, actor y comediante. Magnus «Kitok« Ekelund rapero y productor. Y Ali Boulala una leyenda del skateboard. Juntos se hacen llamar Ghost Boys e intentan revivir la llama del rock alternativo sueco. Si la génesis del grupo ya resulta cuanto menos llamativa, la historia adquiere tintes aún mucho más surrealistas cuando Nordström decide hacerse una prueba de ADN y descubre que su padre biológico es Kent Norberg, vocalista de Sator, una de las bandas más emblemáticas del país escandinavo.
Aunque el trío no ha actuado aún en directo ya ha logrado algunas páginas en su currículum que muchas bandas más prestigiosas aún no tienen. Entre ellas, aparecer en el podcast de Fredrik Strage o ser portada de la revista Thrasher. Para su carta de presentación en la industria se han rodeado de dos viejos conocidos: la cantante Julia Frej y el icónico músico de rock Dregen. El resultado es «Give My Life«, una canción que rinde homenaje a un estilo de vida y a una manera de sentir que sigue más viva que nunca: el rock.
La canción está inspirada en un deseo de autenticidad y lleva al oyente a un viaje a través del poder de la música. La instrumentación es rotunda pero perfectamente colocada y ejecutada, con una base pop-punk, gotas de psicodelia y reminiscencias de rock oscuro. Esa mezcla de estilos le da una personalidad arrolladora y un sonido heterogéneo que captura perfectamente la sensación de eterna juventud, vitalidad y energía desbordante. En definitiva, un trabajo sorprendente que no debe de dejar indiferente a quien lo escuche.