Coque Tornado, «No hay cultura del indie real»
Con gran pasión por su trabajo, Coque Tornado ha logrado crear una gran conexión con su audiencia a través una música honesta y auténtica. Su universo es una mezcla de estilos, pero siempre con un enfoque en la canción de autor alternativa. Letras profundas y reflexivas, que hablan de temas relacionados con el amor, la vida y la humanidad, con un objetivo bien definido: invitar a la reflexión.
– Para quién no te conozca, ¿Quién es Coque Tornado, cómo te presentarías a nuestros lectores?
– Hola lectores de 100% Pop Español. Me gusta mucho también el pop en mi idioma. Y los colores fosforescentes, las cintas de casete y los rayos. Tuve uno en una camiseta que diseñé.
Me presento como un músico que ama Ghibli y que cantaba haciendo coros en grupillos locales como teclista o guitarrista aquí en Toledo. Componía bien. Siempre tuve el anhelo de hacerlas yo enteras y así empezó la cosa, con un daw antiguo de Linux y varios instrumentos. Un daw es un programa que se utiliza para hacer y mezclar pistas de música en el ordenador. Pero en vez de hacer tecno o rap, me centré en conseguir ese sonido tan pop que me fascina. Creo que es el culmen de la música, la bailable. Y además, una vez desenvuelves el caramelo melódico emociona por lo que cuenta.
– Tu último single lleva por título “Redención”, ¿de qué pecados habla la letra, cuál es la historia que lleva detrás?
– Aunque no tiene pecado, redención tiene una frase hecha, la de redimir los pecados. Quizás fuese el que no doy ni una. En el poema el personaje (que no yo) ha pasado por una experiencia de amor y pérdida que lo ha dejado con heridas emocionales profundas. La canción habla sobre la falta de una persona querida, la tristeza y el sentimiento de soledad que sigue a una ruptura, y la dificultad de superar los recuerdos del pasado.
En el poema, yo hablo en realidad de la música. Se lo canto a la música. «Todo es una ilusión sin sentido…». Había una canción preciosa de Los Flechazos llamada «No hay solución» y me basé un poco en su idea. Parece que habla de una chica, pero era una canción de despedida súper bonita.
– Musicalmente la canción recoge influencias de la new wave británica de finales de los ochenta, tanto por la oscuridad de la letra como por su sonoridad, con baterías sintetizadas y muchas texturas electrónicas. ¿Podemos considerarlo un punto de inflexión de hacia dónde van a ir tus canciones a partir de ahora?
– Quizás de antes, en los principios estaba la Joy Division. Pero en sonoridad es ulterior, es verdad. No, ya sabes que soy un tipo no comercial. Son ejercicios de productorcillo musical flipando en un estudio. En esos días de abril me sentía así y era lo único que pude y quise componer. Y de verdad que me parece una de las mejores que he hecho.
En directo es una pasada cantarla a pleno pulmón. Tengo otras 25 que iré publicando cuando las termine de vestir, maquillar y peinar. Cada una tiene su estilo propio, siempre dentro del pop. Esta vez no me he ido al rap. Lo comercial, lo fácil, es sonar siempre a algo y suministrar más de ese placer. Pero bueno, lo mío es… contestas tú ahora.
– Dices en tu página web que para ti la creación musical es como un juego de rol en el vas marcando casillas. Tomando como base esa metáfora, ¿en qué momento dirías que se encuentra la partida ahora mismo?
– En el gótico siniestro. Nah, es broma. Ahora mismito estoy sin local de ensayo y sin la mitad de los instrumentos, sin amplificadores. Todo lo inundó la Dana de agua y lodo (un metro y 20 centímetros alcanzó su piscina). Estoy asumiéndolo. Musicalmente si me propusiera ahora hacer canciones serían como «Redención» o quizás todo lo contrario, súper alegres. Pero no puedo hacer nada ya. No tengo estudio para cantar alto. Quizás susurrando. Haré eso. Susurrar al micrófono. Cuando tenga uno, porque también se lo llevó. Jajaja. Gracias por leerme, quería «desahogarme».
También estoy un poco asustado sabiendo lo que vendrá con la inteligencia artificial, ese aluvión de música generada por máquinas que sonará de lujo y los músicos seremos relegados a una anécdota, a una ardilla cuqui en un zoológico. Todo tiene un principio y un final. Nada es para siempre. Estamos en una transición extraña a algo de ciencia ficción. Y yo con 30 canciones en el ordenador. Las voy a liberar lo más rápido posible. No me da tiempo a hacer nuevas, que estas necesitan estar estupendas para salir a correr. Luego si no, pasa que la gente dice que. Pero bueno.
Si pudiera duplicarme… daros cuenta de que soy sólo una persona. No hay más músicos, ni productores, ni mezcladores, ni ingeniero de mástering. También soy el que diseña las portadas, escribe a algunos medios, mantiene la web y realiza los videoclips. Es un hobby muy bonito pero ya te digo, que esto es para empresas. Se nota al final el halo kistch en lo que rodea a las canciones si lo comparas con una producción de las que venden miles de tazas y camisetas. Pero de eso iba el indie, ¿no? de videoclips low-cost, música sorprendente y alguien disfrutando mucho. También Mozart se componía él todo. Momento Zen. En ese momento estoy.
– Todo juego de rol tiene su contexto, su desarrollo, pero sobre todo, sus reglas. Y las tuyas se basan en la autenticidad y en la honestidad de ser fiel contigo mismo, algo que contrasta con la tendencia actual donde la mayoría de artistas van a remolque de las modas. ¿Hasta qué punto consideras importante mantener tu propia esencia a pesar de perder seguidores por el camino al no hacer algo tan comercial?
– Claro, has dado en la clave. Quizás tenga que elegir un estilo y tirar por esa linde. Aunque todo en un contexto visto desde afuera suena a Coque Tornado. Es algo kistch, muy pop, elaboradísimo sin pretensiones, fuegos artificiales en la producción, la misma voz, siempre inesperado lo que vendrá después, letras interesantes, es un microcosmos ya con tantas canciones por descubrir. 85. Sólo los muy cafeteros las han escuchado todas. La gente lo que hace es llegar a alguna de las de otro «lore» y frenar ahí. Yo les digo que prosigan, que hay de todo.
Es MUY importante mantenerte auténtico y honesto. Aunque el mundo esté patas arriba. No lo convirtamos en algo peor porque una moda fea te seduzca. Pasando de lo que elija la masa. Siempre habrá alguien con ganas de descubrir algo anacrónico en el 2023. Recibo muy buenas frases al respecto rollo «por fin, música buena actual».
– En 2021 tuviste un año especialmente creativo con la publicación de hasta 40 canciones y en cambio en los dos últimos años has bajado el ritmo con solo seis lanzamientos, siendo “Redención” la primera del 2023. ¿A qué se debe este cambio de tendencia?
– Ahí hubo truco. No lo he confesado nunca. Esto es exclusiva ya a vaca pasada. Es que «Invisible» llevaba canciones que había compuesto ya antes. «Marte» es del 2010 o así. «Lucía» igual. «Venus from Titan» es una grabación bien hecha de una antigua canción del año 2013 que podréis oír en «24 años de éxitos». Y lo mismo con «En la Gran Ciudad». Pero sinceramente es verdad, hice muchísimo en el 2020 y sobre todo en el 2021. Yo podría ser prolífico y sacar un disco de temazos cada 5 meses pero claro, lo que sucede es que hay que vivir.
No hay conciertos con público ya que nadie conoce a Coque Tornado y Los Terremotos (los músicos que me acompañan). Y los terremotos se piran aburridos. Y vienen otros y vuelve a suceder. Aburridos de tocar en salas vacías, a cambio de bebida gratis. Son buenos músicos porque lo que yo compongo exige algo de técnica. Y se van a montar podcasts, a otros grupos con videoclips caros, a tocar en la playa covers o yo que sé, cuelgan la guitarra directamente para siempre viendo que esto no es la película de Bohemian Rhapsody, es más tirando a una de León de Aranoa. Lo mío está así. Quizás ese sea mi pecado a redimir. Lo de conseguir dar un concierto normatípico. Un concierto de esos con 30 personas en un garito y que alguien al fondo para los bises grite kazayero desnortado con alegría «eeeeh! tocad la de la estación!!!». Ese concepto…
– Si echamos un vistazo rápido a toda tu discografía vemos en conjunto un estilo ecléctico y muy heterogéneo, que bebe de fuentes muy diversas, como la canción de autor, el pop, la electrónica, el indie y hasta incluso el rock alternativo. ¿Dónde ubicarías tu mismo tu proyecto musical?
– En pop indie con base electrónica y simpatía por los ochenta. Mucha simpatía.
– En más de una ocasión has dicho que tu música es un reflejo de tu personalidad y de tu filosofía de ver la vida. Queremos profundizar un poco más en esto, ¿Cómo definirías tus canciones en base a tu personalidad?
– Es mi forma de ser. Eso sí, hay mucha fantasía en las letras. Le echo imaginación. En la gran ciudad por ejemplo nunca sucedió cuando la escribí. Y luego sucedió.
En mis canciones si te das cuenta no hablo de temas en los que no he estado nunca metido ni quiero saber. Por eso son muy yo. Alguna está en japonés. La escribí del tirón, sabía esas frases sueltas y es porque veo mucho dorama y algún anime. Y me flipa aprender idiomas. Filosofía de vida… lo del nosce te ipsum lo llevo regu, aún no sé cuál llevo. Quizás lo de ir en contra de la Payola, que lo reflejo en muchas. Tampoco quiero ser monotemático pero sí que suelto alguna puyita en muchas canciones. Porque escribo sobre cosas que me afectan mucho.
Son alegres, que soy así. Y si no, pues son tristes. Que también puedo ser así. Como todo el mundo, supongo. Y desde que domino más o menos el lenguaje poético, muchas manejan las alegorías y encriptan tres o cuatro mensajes en la misma canción. Incluso en la música, descubres detallitos al volver a escucharlas. Son mini obras de arte indie. Como yo. Jaja. Nah, es broma. Intento ser buena persona, sobre todo con mis amigos. No quiero pasarme al lado oscuro. Esa es una filosofía que llevo adscrita. Un código de honor. Hay un estudio por ahí realizado en algún país escandinavo que decía que del 11 al 13% de las personas adultas se han pasado a la triada oscura del mal. Intento no estar ahí. Una vez pasas no hay vuelta atrás. Quizás mis canciones tengan algo de esta filosofía. Bastante. Y por eso estoy en el popindi, que es una música preciosista de colores pastel y nubes de algodón. Aunque a veces llueva. Y se inunde el local de ensayo.
– Muchas de tus canciones invitan a la reflexión y tratan de impactar positivamente en la vida de otras personas. En ese aspecto, ¿en que te inspiras para componer, cuál dirías que es tu mayor fuente o momento de inspiración?
– Oye pues gracias. No las había planteado así. Me alegra que impacten positivamente. Supongo que las películas y series que suelo ver, que son la mar de bonitas y claro, pues inspiran. Cine clásico, ochentero, nipón, Ghibli… Ah, y canciones de grupos del siglo pasado, suelo inspirarme en ellos porque ahí sí que hay para rascar. Hay tanta y tan buena. Hoy escuché el «Karma Police» de Radiohead y me di cuenta que Redención tiene un poquito de ahí. La voz es parecida si me lo permite.
– Como músico eres un todo en uno, ya que no solo compones tus temas, sino que grabas todos los instrumentos, te encargas de la producción, de diseñar las portadas y hasta mezclas tú mismo las canciones. Además, no cuentas con un sello discográfico detrás que te ampare y te ayude en la promoción. ¿Cómo de difícil es para un artista tener que gestionarse todo?
– Sobre lo de la promoción, los sellos contratan a agencias de management, agencias de prensa y ellas se encargan de todo. Y son caras. Los medios les hacen caso a ellas. A mí no. Por la razón que sea. Es lo que hay. Las noticias musicales provienen de las agencias. Coque no es noticia. Por eso saqué «Invisible». Supongo que les caigo mal. Lo llevo mal eso. El ninguneo sistemático de la gente que se dedica a decir que existe música nueva. Lees su twitter y celebran cosas random, que fulanito cumple años, que el hijo de tal cantante famoso ha montado un grupo, que los Rolling van a sacar un disco nuevo (y son un medio de Indie eh!). En fin.
Y bueno, los anuncios de instagram y youtube carísimos, un euro el click real. Imagínate qué bajonazo existencial. Por eso la vibra de «Redención» quizá. Así que nada. Lo difícil es llegar al público. Lo demás está chupado. Lo de dar conciertos a los que quiera ir alguien por motu propio es lo difícil cuando nadie sabe que tu música existe. O que el indie de videoclips autogestionados es considerado kistch y por ende de poca calidad. El indie es eso señores. Música buena y todo lo que la rodea, kistch.
– Cuando no hay grandes compañías discográficas detrás, saber moverse por las redes sociales y el boca a boca de la gente cobra un papel fundamental. En ese sentido, ¿consideras que los medios de comunicación dan suficientes oportunidades a los artistas que están empezando?
– Todos los que estamos en esto de la música «indie» metidos sabemos que no (a menos que seas punk Carolino, que ahí sí hay filón). Pero no sólo los medios. Tampoco Spotify, que sólo me ha permitido el lujo una vez estar en una lista semi algorítmica la Fresh Finds 10 días. Las curadas suyas nada. Aunque no sirva de mucho. Pero están siempre los mismos, a menos que hagas punk-pop, que ahí bajan el nivel y entra gente más indie.
Los medios de comunicación tradicionales están pues eso, con sus agencias. Y los nuevos están sin regular, ahí vemos a influencers bailando canciones o con la camiseta de tal grupo sin una marca de agua que diga anuncio o publicidad a la izquierda arriba como se ha hecho de toda la vida en la radio y en la televisión.
Una buenísima que vi hace poco era el espacio patrocinado por un medio de comunicación gigante en una radio humilde titulado «la canción del mes». Al ser patrocinado, no incumple nada, porque está avisando de que es espacio publicitario. Pero así véis la ingeniería que hay en todo esto. Flipa. Yo me retiro ya. Tengo 200 tornaders en las redes y con ellos tira mi estabilidad mental y emocional palante. Lo de los medios e influencers lo doy por perdido. Hace poco entré en el número 7 de una lista de 50 mejores canciones del indie pop en España. Es un medio pequeñito. Suelen ser correctos y honestos. El 1 eso sí, era un grupo de estos de cadena de montaje que venden miles de entradas. Y yo el 7. Flipa. En fin, que es lo que nos queda. Ah, spotify lo consigo activar algorítmicamente gracias a los tornaders (amigos ya de 3 años muchos, hola, ♫gracias!). Porque escuchan lo que voy sacando y lo comparten. Así tiro. Y así voy, cantando a las flores.
– Te hemos visto en redes sociales quejarte de la dificultad que tienen los músicos para dar conciertos. No es la primera vez que oímos quejas sobre las condiciones abusivas que ponen las salas. ¿Por qué es tan difícil poder tocar?
– Jajaja, porque no hay medios que hablen de nosotros. No hay cultura del «indie real». Muchos tiran a hacerse youtubers a ver si así les hacen caso. Las promotoras, que tienen un roster de grupos, mueven grupos reconocidos y cuelan a los nuevos que nadie conoce en su propuesta: o todos o nada. Así se abren paso los nuevos en los festivales. Muchos pagan por tocar el sábado en hora punta en un festival. Eso se hace porque implica una promoción buenísima. Les da caché y nuevo público. Cuando consiga tocar en un sitio a una hora prudente, de 21:30 a 23 un viernes o sábado con más de 30 personas de público ya podré descansar.
Hay mucho circuleo también. Grupos tributo que anegan los espacios y tiempos en donde los creadores tendríamos que estar defendiendo nuestro «trabajo». Pongo comillas, porque me divierto, es un juego. Pero es que es verdad, están los grupos de covers y tributos súper llenando garitos. Y yo con mi movida que nadie la avala, salvo los tornaders y cuatro medios honestos (y el algoritmo de Spotify), pues eso. Tendré que ir de rarito, ponerme bigote y sacar un dinosaurio al escenario.
Es difícil tocar porque no hay público. Por lo privado es porque no hay público. El público como ya dije, proviene de gente que quiera ir a verlo. Si no sales en las revistas ni en las radios ni en las playlists supuestamente importantes pero requeteque seguidas por todo ser humano viviente, pues no estás. Es por eso. Básicamente. Y quién decide eso son los medios, que dependen de lo que les digan las agencias (muy caras de contratar, por cierto). Así que nada. Me jodo y me aguanto, como dije en la canción «Invisible». Los 200 son de todo el mundo, los hay de Perú, de México, de Argentina, de Japón, de Murcia, de Vigo… están muy lejos. Hemos dado 4 en Madrid y de la peña que me sigue por internet vino Álvaro. Hola Álvaro. Y Rodrigo. Hola Rodigo. Y ya. #agradecido.
Sigo pensando que es por la combinación de que ni cristo en el mundillo del indie cree que soy relevante porque no aparezco en ningún medio indie relevante. Porque hay muchos grupos tributo y DJs usurpando el posible espacio que quedaría para las propuestas nóveles. Recuerdo un festival en el que un DJ hizo 3 sesiones en un día y había 3 grupos cuando pudo haber dejado alguna hora para más grupos. Aunque claro, es más barato en teoría un Dj que un grupo entero. La gente tiene la culpa en el fondo. No hay cultura de ver propuestas nuevas. Y quizá la culpa no la tenga la gente sino todo el entramado que hay para que las propuestas nuevas que se conocen sean de dudosa valía artística.
Entonces la gente se cansa y quiere ir a lo seguro, a los tributos, covers, djs o grupos reconocidos. Por eso no se quieren arriesgar a ver a un grupo nisu no avalado por la prestigiosa revista de indie o el programa de radio indie o el podcast de indie o el youtuber que habla de indie x, y, w, z. Y ni con esas, ni siquiera avalado. Porque no merece la pena. Es todo un ilusión sin sentido.
– Además de músico eres un apasionado de la literatura y el cine. Si tuvieras que ponerle banda sonora a la película de tu vida. ¿cuál sería?
– La del castillo ambulante de Ghibli.
– Esta semana hemos sufrido una dana que en tu caso ha causado estragos en tu estudio de grabación, destrozando gran parte del material que tenías. ¿Cómo te encuentras anímicamente después de ello?
– Lo que conté en un directo en instagram. Me perturba más anímicamente lo de la música, el vacío existencial de los medios y que no pueda dar un concierto normatípico que un temporal se lleve por delante mi local de ensayo y todos los instrumentos, amplis, monitores de estudio, micrófono… eso sí, he enchufado el bajo y está funcionando. El afinador no funciona 🙁 Lo demás no lo he enchufado aún, me da que no va a ir. Prefiero vivir en la inopia. Que todo funcionará o que el seguro cubrirá todo lo destrozado. Y por eso vivo feliz. En shock. Pero ya sabía que algún día tendría que parar. Esta es una buena forma. Épica.
Coque Tornado paró por el huracán Dana. Hasta poética. Parece que vivimos en una simulación. Vaya guionista. Estoy pensando en el futuro, que hice una canción bonita, «Redención», que mucha gente quiere escuchar en directo. Espero poder dar muchos conciertos semi vacíos pero funcionales. Lo de Dana es un chiste malo comparado con lo del ninguneo al indie real. O con lo que hacen con la cultura en general, mucho Lorca, DJs, refritos de jazz, Orquestas, Covers y cuando hay gente con inquietudes que más o menos lo hacemos bien pues… a veces pienso que caigo mal a los medios de comunicación. En fin. Lo que os digo. Que lo de Dana en el fondo lo había deseado. Creo que estamos en una especie de Matrix, un Show de Truman o algo así. Ya tengo excusa para cambiar el chip.
– Si miramos al futuro, por lo pronto, encontramos un lanzamiento previsto para esta misma semana, “Corazón Herido”, ¿que nos vamos a encontrar en él?, ¿es un título y una historia autobiográfica?
– Sí, es una canción muy poperilla. Con base electrónica. La letra es algo triste, y la música alegre. Es de esas. Sí, tiene un 35% de autobiografía pero el resto es fantasía. No voy a desvelar mi vida privada aún. Eso cuando me llamen del Hola o del Semana. Jajaj. Broma. Bueno, es una canción súper poperilla, de esas que utilizan el «nananana ♫» en el estribillo. Se lo pillé a un tal Paul McCartney en una canción ochentera suya que me encanta, la de «no more lonely nights». Y sí, lo tengo herido el corazón, demasiados meses o años sin dar un concierto normal. Tengo que solucionarlo. Estás de terapeuta, creo que voy a focalizar mi esfuerzo en eso cuando termine la entrevista.
– Estamos viviendo una revolución tecnológica con la irrupción de la inteligencia artificial en todas las áreas, que tú por ejemplo has usado para la portada de este nuevo single. En ese sentido, ¿hacia dónde crees que se dirige la música? ¿Os da miedo a los artistas que si ya hay una gran masificación de canciones en el mercado cualquiera pueda crear algo con sólo darle a un botón y sin tener ningún conocimiento musical y se sobrecargue aún más la industria?
– Esto lo he dicho en mis directos, pronto me haré twitchtuber, seguidme allí @coquetornado. Cuento cosas interesantes por instagram verdad. Es que es eso, no vamos a tener ningún valor ya los músicos. No hablo de los junta notas, que cualquiera puede juntar notas y enviárselas a un productor musical para que la arregle. No no, me refiero a los músicos multi instrumentistas. Seremos humanos con cierto valor en la música pero al lado de una de esas inteligencias 1000000 veces más rápidas y creativas pues no haremos ni sombra.
Entonces yo que sé. Intentarán crear leyes, hay borradores ya llevados a europa. Para intentar poner una marca a las canciones hechas por IA. Pero como siempre hecha la ley hecha la trampa. No hay solución. Se acabó la era de los humanos. Al menos la de los creativos. Nos convertiremos en payasos o cómicos. Eso un robot supongo que no podrá emularlo o la gente no querrá pagar por ver a un robot humorista. No sé, de verdad, que el trabajo del compositor, se desvanecerá en la nada. Si hay mucho de algo, ya pierde valor. Por eso me quiero dar prisa en lanzar las 30 antes de que inventen esa inteligencia musical. La hay, pero es muy burda, está gateando. O no la han querido liberar aún por lo que supondría a la industria. Yo seguiré igual. Sin conciertos. Y muchos actores se meterán a cantantes con canciones prefabricadas por I.A.
Y sí, estoy haciendo videoclips con IA. Le hice uno a una banda amiga de Barcelona y pronto saldrá el mío. Los colgaré en mi web los dos en una sección llamada «experto en IA» o algo. La portada esta ha quedado bastante simpática, estoy al día con la IA. Sí. Así. Con pareados. Soy ingeniero informático también. Uno de esos. Por si alguien quiere portadas o videoclips, que me escriba.
– Además de este nuevo single, ¿qué otros proyectos tienes previstos a corto/medio/largo plazo?
– Vivir una vida con un poquito de normalidad. Que ya toca. Pero como todo está cambiando tan vertiginosamente a saber. Quizás me meta a cómico, a hacer monólogos con mi música entre medias. O a hacer ya profesionalmente arte generativo, pero como con la música, todo el mundo sabrá en unos meses y no valdrá mucho. Lo que sabía en febrero ya no vale. Todo va avanzando muy rápido en lo del diseño por IA.
Buscaré conciertos. Eso es lo que voy a hacer. Grabaré al público y luego en youtube comentaré, con pixels en las caras de los 5 o 6 que había de público, lo maravillosamente bien que funciona el mundillo de la música indie-real en este planeta. Y no porque suenen mal. Que he ganado premios y números uno. Es que algo sucede. Y no soy yo. Algo funciona mal. Algo estamos haciendo mal como sociedad.
– Ya para terminar la entrevista, por si alguien ha llegado hasta aquí y aún está indeciso. ¿Cómo le convencerías para que se pare a escuchar tus canciones?
– Si te gusta la primera Casa Azul, prueba mi mercancía que es buena. Si quieres escuchar algo genuínamente arcaico y extrañamente kistch, pero con calidad pop, y te convence como escribo pues ahí las tienes. Algún día daremos un concierto en tu pueblo/barrio/barfavorito, teloneros de una orquesta o de un tributo a Los Hombres G y podrás decir, hey, yo conozco a Coque Tornado y Los Terremotos: vamos a verles que tienen temazos y van a su bola, no son industria de multinacionales.
– La última pregunta la dejamos siempre abierta para vosotros. ¿Algo que se te haya quedado pendiente de decir y quieras añadir?
– Me ha encantado la entrevista. Quisiera escribir una novela, me gusta escribir. Y la regalo con el disco o con la camiseta. Algo de eso haré. Será de cómo intenté ser músico y se me olvidó que lo importante es el viaje y las personas que vas conociendo. No el final. El final no importa.