Poncelam, “La música me ha ayudado mucho a reflexionar”
Irene Poncela es Poncelam, una artista barcelonesa que lleva tatuada en las costillas la frase “vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”. Una actitud vitalista que lleva también a lo musical, donde a pesar de su juventud cuenta ya con tres EPs y una larga colección de canciones en las que explora la autenticidad y la incertidumbre a partes iguales. En esta pequeña entrevista nos descubre todos los secretos que se esconden detrás de su último trabajo, “Besos, Irene”.
Escucha la entrevista completa:
– Acabas de publicar tu nuevo EP, “Besos, Irene”, un título inspirado en un disco de Ella Fitzgerald. ¿Cómo acaba una cantante de música urbana influenciada por la mayor diva del jazz?
– Ese disco me llama mucho la atención. Ella me gusta mucho, no sólo por su música sino también como cantante. Cuando acabé de hacer el EP, le vi el significado de una carta de despedida y me vino a la cabeza ese disco suyo, “Love, Ella”. Me gustaba el título, porque me parecía como de tú a tú y quise adaptarlo a mi género, que no tiene absolutamente nada que ver, pero resultaba gracioso.
– Con “Besos, Irene” das por finalizada una etapa artística para comenzar otra mucho más madura. La primera pregunta es evidente… ¿A quién van dirigidos esos besos?
– A mí. Estoy en una etapa de crecimiento, de descubrirme a mí misma y hay que dejar atrás ciertas cosas. No tienen por qué ser malas ni buenas, son simplemente cosas que acaban para empezar otras. Y en este caso, a nivel personal, no lo enfoco tanto en el hecho de seguir buscando mi sueño y mis objetivos como artista, sino a cualquier situación que puede vivir una persona a una edad temprana como la mía.
– El álbum está compuesto por 6 historias ambientadas en el extrarradio de Barcelona. ¿Podríamos decir que es una especie de diario personal en el que has ido plasmando tus vivencias de los últimos años?
– Hay algunas canciones que sí y otras que no. Es verdad que el EP lo considero bastante personal en algunos de los temas, pero al final la música siempre es una exageración de sentimientos. Y no siempre cuento mi vida personal. Pero bueno, me gusta dejarlo abierto a la interpretación del público.
– Hay un cambio de tendencia, dejando un poco de lado los sonidos urbanos para dar paso a un estilo mucho más comercial. ¿A qué se debe este giro musical?
– Yo me sigo sintiendo muy urbana, pero hay dos tipos de urbano y a mí, por el entorno en el que me movía y la música que estaba haciendo, se me relacionaba más con el rap y el underground. Y no lo veo mal, porque al final era lo que estaba haciendo en esa época. Pero desde un tiempo a esta parte vengo escuchando otras cosas y me siento identificada con otro tipo de industria. Simplemente he hecho caso a mi corazón y a lo que me apetece hacer en este preciso momento. No creo que sea nada malo, es una cosa de preferencia en el momento actual de mi vida.
– Las letras hablan del crecimiento personal, de los miedos, de las dudas que surgen cuando uno se quiere encontrar a sí mismo. ¿Cuál sería para ti el eje principal sobre el que giran todas las canciones?
– Siento que se puede enfocar de muchas maneras. Al final es un álbum que trata del desamor, de la incertidumbre de dejar atrás tu ciudad, tu familia o tus costumbres para perseguir tu sueño. Y es un EP muy íntimo, en el que hay un discurso hacia uno mismo. En él se muestran las fases por las que pasa una persona para llegar a una conclusión diferente o a un momento diferente de su vida.
– No ha pasado ni un año desde la publicación de tu último EP y ya estamos aquí presentando uno nuevo, ¿no te genera un poco de estrés vivir la música con tanta inmediatez?
– Más que estrés me hace reflexionar, no te lo voy a negar. Aunque tampoco siento que me haya dado tiempo a vivir un cambio muy drástico, porque al fin y al cabo he crecido con esta forma de vivir la música. Y tengo la suerte de ser una persona que compone muchísimo y a la que le encanta sacar canciones y hacer música. Así que dentro de esta inmediatez quizá me paso de inmediata yo también, pero es algo que me encanta y que nunca me ha dado miedo.
– El EP está lleno de sentimientos encontrados y muestra las complejidades del corazón desde una perspectiva alejada de tópicos y clichés. ¿Qué porcentaje de importancia le das a la letra en una canción a la hora de componer?
– Mucha, te podría decir que un 65% o un 70%. Viene de mis orígenes, de esa época de mi vida en la que me vi envuelta en el mundo del rap, donde lo que más cuenta es la letra. Pero al mismo tiempo vengo de un contexto musical, así que también le doy bastante peso a la producción. Pero si tengo que elegir una de las dos, las letras son lo que más trabajo, la parte más difícil y la que veo más importante.
– Una de esas letras profundas y emotivas la encontramos en el tema que abre el disco, “X si Quieres Volver”. ¿De dónde nace esta canción?
– Narra un desamor, la ruptura de una relación amorosa. Cuando empezamos a construir el beat me suscitaba esa sensibilidad, sin tener que estar pasando yo por eso. Era algo que quería explicar así y supongo que habrá gente que se verá identificaba.
– En otra de las canciones, “Dew”, expresas la ambición de querer progresar en el trabajo a costa de tener que dejar atrás cosas importantes. ¿Has tenido que renunciar a muchas cosas por la música?
– Más que renunciar es un sacrificio constante, que lejos de generarme una sensación mala me parece que forma parte del proceso. Lo acepto, pero hay momentos en los que se hace un poco cuesta arriba, no siempre pero sí a veces. De hecho creo que me quedan muchas cosas por dejar atrás, muchas cosas que aprender y que sacrificar para llegar justamente donde quiero. Es algo de lo que me voy haciendo la idea poco a poco.
– Y ya que estamos siendo ambiciosos, que objetivos te gustaría cumplir con tu música y con tus canciones, ¿Te has puesto alguna meta?
– Me gustaría seguir aprendiendo. Llegar a ser lo mejor artista que pueda en lo que me queda de vida. Pero si nos ponemos objetivos más señalados, mi sueño desde que entré con 5 años por primera vez al Palau San Jordi es verme cantando allí. Y me gustaría llegar a eso con mis valores, con mi gente y con mi equipo.
– Volviendo a “Dew”, la letra hace hincapié también en la dificultad que tenemos las personas para expresar los sentimientos. ¿Podríamos decir que “Poncelam” es un alter ego que usas para contar en canciones lo que a Irene le cuesta más decir con palabras?
– Cuando era más pequeña parecían la misma persona. Pero últimamente he estado reflexionando sobre ello y la verdad que creo que sí, que cuando Poncelam aparece es la parte emocional la que habla. En cambio Irene es más terrenal. Siempre creo que las he confundido y las he puesto al revés, pero realmente quien escribe las canciones es mi parte más sentimental. Y esa es Poncelam.
– ¿Y no te da miedo abrir tanto tu corazón ya que estás mostrándole al mundo tu lado más vulnerable?
– Sinceramente no. Me parece que la música está para eso, aunque también sirva para divertirse y para investigar temáticas diferentes. El arte es una bendición que existe para que las personas nos expresemos de forma libre y algunos tenemos la suerte de poder utilizar ese medio de expresión. Privarse uno mismo de decir lo que siente en una canción no es algo que vaya en mis principios ni en lo que haya creído nunca.
– “Cicatrices”, “Vértigo”, “Tú, yo y mis dudas”, “Miedo y amor”, “Salvavidas”… Da la impresión viendo los títulos de tus canciones que tu mundo interior está lleno de inseguridades. ¿Usas la música cómo bálsamo para sanar las heridas y dejar de lado todos los miedos?
– No diría sanar heridas, sino gestionar la vida. La música me ha ayudado mucho a reflexionar. Pararme a escribir es algo que me ha servido para lidiar con los problemas de mi vida de una forma mucho más serena y consciente. Una persona que no se dedique a escribir canciones probablemente en ningún momento de su vida se pare a poner en un papel lo que le está pasando. Yo sí que he podido hacer eso y siento que es algo que a mí me ha ayudado a crecer como persona.
– ¿Cuál dirías que es de todas las que has compuesto, la canción en la que más te has desnudado emocionalmente?
– Sin duda “28”. Es una canción que le dediqué a mi padre y es obvio que lo escribí en un momento de total vulnerabilidad.
– La música tiene efectos terapéuticos ya que nos permite soltar toda la ira que llevamos dentro, pero nadie nos avisa de que al componer una canción tan visceral como esta, cada vez que la cantamos tenemos que revivir todo una y otra vez. ¿Qué sentimientos provoca en ti cada vez que cantas “28” en alguno de los conciertos?
– Nunca lo he pasado mal cantando esa canción. Para mí es una es una demostración hacia el amor que le tengo yo a mi padre y todo lo que él me enseñó. Dentro de una cosa que no es bonita nació una flor y gracias a esa canción mucha gente me ha escrito con situaciones parecidas o iguales. Me llena el corazón ver que ha ayudado a otras personas a superar sus problemas. Así que no es un sentimiento malo el que tengo cuando la canto en directo, es emotivo, pero lo veo más como un momento bonito.
– Tu padre fue durante muchos años teclista de Fórmula V, una de las bandas más exitosas del pop español, ¿Cuál es el mayor aprendizaje que te has llevado de él?
– Su forma de entender la música y la vida en general. Él y yo éramos los únicos músicos de la familia. En las comidas y reuniones familiares había momentos en los que sólo nos entendíamos nosotros y eso creó un vínculo muy especial entre mi padre y yo. De él me llevo sobre todo los valores y la honestidad. Por ejemplo, no soy una persona que a la que le gusten los concursos musicales, los respeto pero creo que no son para mí. Y eso puede ir ligado a su forma de ver la música. El me decía: “tienes que estudiar, tienes que trabajar mucho, que esto no es un mundo de rosas”. Y ese es su mayor legado, tener los pies en la tierra frente a este negocio.
– ¿Crees que estaría orgulloso de todo lo que has conseguido en los últimos años como artista?
– Supongo que sí. Dentro de que la música que hago no era precisamente lo que el escuchaba no dejo de ser su hija. Me apoyó mucho cuando empecé a hacer urbano, entonces yo creo que estaría muy orgulloso.
– Tu infancia, tu pueblo y tus orígenes están muy presentes en tu anterior EP “Vértigo”, un álbum que gira en torno a las frustraciones. En una industria como la musical, donde hay que picar mucha piedra para triunfar, ¿son las frustraciones y la autoexigencia los peores enemigos que puede tener un artista?
– Es el peor enemigo en el sentido que te va a hacer sufrir, pero al mismo tiempo es también tu mayor amigo. Si en una industria donde destacar es realmente tan difícil y lo único que te va a diferenciar del resto aparte del talento es lo mucho que trabajes, entonces sin querer ser tóxica conmigo misma me parece que hay que saber gestionar muy bien las emociones. Y que nada te sobrepase.
– En “Vértigo” se incluye una canción que lleva por título “Yo solo quería ser cantante”, que visibiliza todo ese lado oscuro de la industria musical. ¿Cuál dirías que ha sido el mayor desencuentro que has tenido tú en el mundo de la música?
– Los mayores conflictos que he podido tener son conmigo misma y con mis inseguridades, y es algo que se ve reflejado en mis canciones. De momento he tenido la suerte de estar envuelta de un equipo maravilloso que son mi familia, donde todos nos hemos criado en el mismo pueblo. No ha dado pie a que nadie me quiera fastidiar.
– “Besos, Irene”, lo presentas como una carta de despedida hacia los sentimientos más tristes. ¿Podríamos decir entonces que hemos superado el vértigo?
– El vértigo no se supera del todo. Supongo que se acabará cuando haya cumplido absolutamente todos mis objetivos aunque creo y espero que eso no acabe de llegar nunca, porque siempre quiero tener algo que perseguir. Pero sí que puedo decir que he subido escaloncitos en mí como persona.
– Hay otra faceta menos conocida tuya que es la de la producción. Y es que salvo “Dew”, todas las demás canciones que forman parte de este último EP, han sido coproducidas por ti. ¿Formar parte de todo el proceso te hace valorar más el producto final?
– Estar en el estudio y formar parte de la producción de los temas, aparte de que me encanta, me parece muy necesario. Puedo opinar directamente de lo que quiero, de cómo quiero que suenen las canciones… habrá otros artistas que no trabajen así, pero a mí me parece súper necesario.
– ¿Y en qué dirías qué más has cambiado desde aquella chica que empezaba a dar sus primeros pasos en el mundo de la música a la Irene que se encuentra hoy aquí sentada presentando su nuevo EP?
– En muchísimas cosas, tantas que no sabría ni por dónde empezar. A nivel personal todo esto empezó cuando yo tenía 14 años y ahora tengo 19. Dentro de que no han pasado 20 años, sí que me han pasado unas cuantas cosas… y es la época en la que más crece una persona o más se nota el crecimiento. A nivel de seguridad en mí misma tengo muchísima más ahora y a nivel de sonido se me hace mucho más fácil encontrar lo que quiero. Estoy aprendiendo las reglas del juego y se me hace más fácil jugar.
– Aparte de estos conciertos y del lanzamiento de este nuevo EP, ¿qué otros proyectos tienes previstos para este 2024?
– Me encantaría poder sacar a finales de este año o a principios del año siguiente otro proyecto diferente. No sé si será un disco o un EP, pero me gustaría enfatizar más mi faceta urbana en su máxima pureza.
– ¿Algo que te haya faltado por decir y queráis añadir?
– Sí, que voy a estar cantando en Madrid el 21 de junio. Tendréis más información en mis redes sociales, que estoy en todas como Poncelam.