«Gigante», el retrato del Leiva más frágil y vulnerable
Leiva se ha ganado desde hace tiempo un sitio en el Olimpo del rock español. Lo ha hecho a base de mucho sacrificio, primero en su etapa de Pereza y ahora el frente de su propio proyecto en solitario. Casi 30 años de trayectoria que para cualquier otro artista hubieran caído como una losa, pero que en el madrileño no reflejan el desgaste. Al contrario, Leiva atraviesa una lucidez creativa envidiable, llena de sabiduría e inspiración, que le sirve para crear joyas como su nuevo disco, «Gigante».
Y es que el título de este trabajo hace justicia al contenido. Porque «Gigante» es un álbum soberbio lleno de esa sensibilidad irresistible que a Leiva le va como anillo al dedo. Un disco donde las guitarras sirven de equilibrio a una lírica que retrata la fragilidad emocional con suma crudeza. Es el lado más íntimo de un Leiva honesto, que exorciza sus demonios sin miedo a mostrarse vulnerable y que pone sobre la mesa reflexiones y pensamientos de los que nunca antes se había atrevido a hablar.
Son en total catorce canciones que no dejan nada en el tintero. Radiografías de un mundo interior oscuro visto desde la perspectiva de un pop-rock luminoso. Es cierto que el disco rezuma tristeza en algunos momentos, eso es innegable. Pero Leiva es capaz de mirar a los ojos al abismo con la misma naturalidad de quien se toma un café frente a un amigo. Así consigue que bajo esa estética de sombrero y pantalones pitillo, los sentimientos extremos como la depresión suenen esperanzadores.
«Gigante» es en definitiva un autorretrato del Leiva más humano. Un álbum que destaca la belleza de lo cotidiano e invita a disfrutar de la vida sin inmediatez. En el que Leiva navega por una espiral de miedos e inseguridades, lejos de la auto exculpación y confesándose antes victimario que víctima. Pero sobre todo, un trabajo de arreglos sutiles, inteligentes y perfectamente equilibrados, que vuelve a posicionar al madrileño como uno de los más brillantes creadores de su generación.