Agoney conquista La Sala del Movistar Arena
Para alguien como Agoney, que ha saboreado las mieles del éxito en más de una ocasión, decir que está en su mejor momento creativo es un acto de valentía. Pero lo cierto, es que el artista está atravesando una etapa muy dulce a nivel profesional. Y eso, se ve reflejado en joyas como “Dicotomía”, en la que de una forma más artesanal que nunca nos invita a recorrer ese universo tan heterodoxo que lleva dentro, donde el deseo, la obsesión y la liberación sexual son los protagonistas.
Por eso, teníamos muchas ganas de ver si ese ejercicio de introspección que ha llevado a cabo en este último disco funcionaba igual en directo. Las dudas se disiparon en menos de cinco minutos, que fueron los que Agoney tardó en interpretar «Éxtasis», la canción con la que abría el concierto del pasado viernes dentro de una estructura cúbica desde donde se fue desplazando hasta el escenario. Él mismo ya había avisado que iba a ser un concierto épico y así se sintió desde el principio.
Quien no conozca a estas alturas al canario puede que le choque su naturalidad. Pero a los que llevamos tiempo siguiendo su carrera no nos sorprende oírle decir cosas como que no llevaba el look adecuado por falta de tiempo para cambiarse. Es ahí donde te das cuenta que Agoney es igual de transparente dentro y fuera del escenario. Eso, y que se encuentra libre de ataduras gracias a un trabajo visceral en el que ha volcado su ira. Una imagen que no era la que quería proyectar el viernes.
Si por algo ha destacado siempre Agoney a lo largo de su carrera es por ser un artista de directo. Un animal escénico con una voz prodigiosa y una fuerza interpretativa al alcance de muy pocos. Oírle cantar «Millenium» junto a una de sus referentes, Rebeka Brown, es solo una pincelada más de todo lo que es capaz. Agoney se ha desprendido de todo lo que no le hacía feliz. Y larga vida a esa liberación, que nos ha dejado a un artista renovado que ha resurgido completamente de sus cenizas.