“Libre”, el canto a la libertad de Sofía Ellar
De todos los lanzamientos musicales previstos para la última parte del año, el nuevo álbum de Sofía Ellar era uno de los que esperábamos con más ganas. Por varios motivos. Primero porque las canciones de Sofía están bañadas de un pop sin complejos, cercano y muy elegante, algo que cada vez es más difícil de encontrar. Segundo, porque mientras el formato físico está en desuso, la cantautora rompe los esquemas y nos presenta un disco-libro minuciosamente elaborado, lo que demuestra el gran trabajo que hay detrás. Y por último, porque “Libre” es una declaración de intenciones en toda regla ya desde el propio título.
Podríamos decir que Sofía ha utilizado este trabajo a modo de diario, para contar en canciones todas sus vivencias del último año. Y abrir el álbum con un tema como “Primero de Escalera” es confirmar ese canto a la libertad. Es abrirse en canal, mostrarse vulnerable en cierto modo ante el mundo. A veces, tenemos cerca a personas que nos hacen daño aunque aparenten ser ángeles de la guarda para el resto. En ese caso y como dice la letra, alejarnos de estas personas es la mejor opción, ya que no van a traer nada bueno a nuestras vidas.
Pero sin duda, si hay algo que Sofía haya abierto especialmente en este disco es su corazón. Tanto, que hasta ella misma ha sentido miedo de haberlo “expuesto” demasiado. Por ejemplo en “Amazónico” donde describe cómo sería su chico ideal. Este tema viene con una colaboración inesperada al final que demuestra que de tal palo, tal astilla… O la parte más emotiva del álbum, que la pone “Patas de Alambre“. Al igual que hizo en el anterior disco con “Ana”, Sofía le dedica esta hermosa balada a una pieza muy importante de su vida: su padre.
Por su parte, “Cancha y Gasolina” es un corte melódicamente alegre que en su letra esconde todo lo contrario. Es una forma de finalizar una relación, de recordar los buenos momentos y de seguir hacia delante. También de una relación habla “Lorenzo y Catalina“, aunque en esta ocasión, de una relación imposible. La canción hace un guiño al “Poema 15” de Neruda, que representa el amor desde el silencio y la distancia. Todo con la metáfora del sol y la luna de fondo, dos astros opuestos que nunca pueden estar juntos.
Hay veces que las verdades matan, y “Los Petroleros” es el mejor ejemplo. En esta ocasión el dolor supera a la dulzura y Sofía nos muestra un lado más visceral al que nos tiene acostumbrados. La artista necesita romper las cadenas del pasado para tomar las riendas de su vida. Y de forma sincera y destructiva, transmite con su voz ese grito desgarrado. La canción cierra la primera parte del disco y casi en la mitad, aparece el tema de título homónimo. No es casualidad, “Libre” es un dardo certero en el centro de la diana. Reivindica esa libertad que clama a los cuatro vientos en cada una de las canciones.
La parte final del disco la abre “Y 23“. Este tema es lo más parecido a un mantra de sanación. El de escapar para desconectar y encontrar a personas vitamina que te ayuden a recuperar la mejor versión de ti. Aunque a veces para salir de las espirales infinitas solo se necesita a uno mismo. Y ahí es donde entra en juego la “Calma“, esa que solo las personas más cercanas a nosotros nos pueden dar. Cierran el álbum, “Tal y cual” y “Canción de radio“. Mientras la primera demuestra que dos polos opuestos sí se pueden atraer, la segunda nos recuerda que no debemos perder nunca la costumbre de reunirnos con las personas que más queremos.
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