«Sincericidio», la declaración de honestidad de María Barajas 

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«Sincericidio, la declaración de honestidad de María Barajas

Pocos artistas hay en el panorama musical capaces de condensar tantos sentimientos en una canción como María Barajas. Su música es como un lienzo en el que va plasmando pequeños retales de su vida, narrados de forma directa, cruda y poética. No hay más que ver el título de su último EP para hacernos a la idea: «Sincericidio». Una declaración de honestidad, pero también la manera de decirnos que en su interior vamos a encontrarnos todo su corazón abierto de par en par.

El álbum habla de la vulnerabilidad en todas sus formas, sin filtros ni censura. María sabe que exponerse demasiado es mostrar su fragilidad al mundo y aún así lo hace con una visceralidad desafiante. No es un acto de inconsciencia, es la manera que ha encontrado de mostrar sus cicatrices utilizando la música como bálsamo. La genialidad radica en que, todo esto, no le quita ni un ápice de autenticidad. Al contrario, es en este acto de transparencia emocional donde reside su belleza de este EP.

Son en total cinco dardos directos al pecho. “Si tú supieras”, el primer adelanto, abre el camino a ese universo frágil y vulnerable. Lleno de la extraordinaria vehemencia que dan las inseguridades María reflexiona en esta canción sobre la falta de amor propio. Esa percepción negativa de sí misma se contradice con temas como «Pero te quiero», donde la sensación que produce perder algo que quieres se transforma en resiliencia. La llama del dolor sigue prendida pero esta vez sin dramas.

El eje central del disco es “Flores de cristal”. No es casualidad, es la canción en la que la artista madrileña reflexiona sobre la vulnerabilidad desde sus ojos y en la intimidad de lo personal. Un tema que deja claro que las letras de María están cargadas de simbolismo e interpretadas con mucha intención y profundidad. No importa lo que cuenta, sino cómo y cuándo lo cuenta. Otro ejemplo es “Duerme conmigo” donde la nostalgia y la melancolía toman el protagonismo a ritmo de bolero.

La última canción del EP es «La danza de la lluvia». Es la luz al final del túnel, el llamado de esperanza tras la tormenta. Con ella, María se reconcilia consigo misma tras ese proceso introspectivo de autoconocimiento. Sirve para cerrar ese suicidio emocional, pero también para poner la guinda a un disco repleto de carácter, fuerza, vulnerabilidades, miedos y fragilidad. Ese intricado laberinto de sentimientos y un ejercicio de honestidad pura ante el cual es imposible no caer rendido.

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